jueves, 27 de agosto de 2009

Un cuchillo de grandes dimensiones


De perder la autoestima y no ver nada por estar enamorada a tirarse a las vías del tren, solo hay un andén de por medio. La diferencia entre retirar una denuncia por malos tratos y seguir recibiendo malos tratos por no hacer una denuncia suele ser un cuchillo de grandes dimensiones. Dos noticias aparecidas en el diario El País de Madrid a solo dos días una de la otra, pero a toda una vida de distancia. Agur. Mariana Hernández Larguía.

Un vigilante evita que una mujer se suicide y la salva de su agresor
El hombre pretendía apuñalar a la mujer en el metro de Barcelona

JESÚS GARCÍA - Barcelona - 27/08/2009

Un vigilante de seguridad del metro de Barcelona aúna dos virtudes que le han permitido resolver con éxito una situación comprometida: templanza y valor. Con la primera, logró evitar la muerte de una mujer que se había arrojado a las vías del metro. Con la segunda, consiguió reducir a la pareja de la mujer, que se presentó poco después en el andén de la estación con un cuchillo de grandes dimensiones y la intención de apuñalarla.

"Nos jugamos la vida por un sueldo de menos de mil euros".
El pasado 1 de agosto, este vigilante vio que una mujer había saltado del andén a la vía y se acercó a ella para intentar sacarla de allí, explicaron a este diario fuentes del caso y confirmó Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), la empresa que gestiona el servicio de metro. Los hechos ocurrieron a las 5.40 horas en la estación de Ciutadella-Vila Olímpica. La mujer le explicó que estaba harta de su marido, que sufría malos tratos de forma continua y que quería quitarse la vida para así dejar de sufrir.
El vigilante echó mano de su temple y convenció a la mujer para que abandonara la negra vía y subiera al andén antes de que la alcanzara el siguiente convoy.
Resuelto el envite, tuvo que afrontar la segunda parte. Se armó de valor y, con la ayuda de dos compañeros, también la solventó. La pareja de la mujer se presentó en la estación con un cuchillo de grandes dimensiones e intentó agredirla. No pudo hacer nada por la oposición de los vigilantes, a los que amenazó con el arma. Un portavoz de TMB señaló que la pareja ya había discutido minutos antes en algún lugar de la estación.
En cualquier caso, el vigilante y sus compañeros lograron expulsar al hombre de la estación sin necesidad de utilizar sus armas. Una vez en la calle, los Mossos d'Esquadra le detuvieron por un presunto delito de amenazas. El hombre es un delincuente habitual que tiene causas pendientes con la justicia, según fuentes del caso.
"Nuestra profesión está infravalorada. Siempre aparecen los casos de mala praxis, aunque la mayoría de veces ni siquiera son protagonizados por vigilantes, sino por auxiliares", explicó, a propósito de este caso, el secretario general del sindicato independiente SIPVS-C, José María Izquierdo. "A veces también nos jugamos la vida, y por un sueldo inferior a mil euros", subrayó.
Los casos de solidaridad con mujeres víctimas de agresión se reproducen desde que el profesor Jesús Neira reprendiera a Antonio Puerta por maltratar a su novia. Éste le propinó una paliza que hizo que acabara muy grave en el hospital. En Irún, el motorista Jon Urtizberea recibió dos puñaladas en el abdomen al tratar de impedir que un hombre acabase con la vida de su ex compañera. Y en Barcelona, el ecuatoriano Wilson A. Rivera salvó la vida a una mujer mientras estaba siendo apuñalada en plena calle.

Aumentan las víctimas de violencia machista que retiran la denuncia
El 44% de los casos en los que la acusación no sigue adelante es porque la mujer se arrepiente - El ministerio público y el CGPJ piden cambiar la ley para evitarlo

JAVIER MARTÍN-ARROYO - Sevilla - 25/08/2009

"No ves nada porque estás enamorada. Pierdes la autoestima. Los psicólogos me decían que era un maltrato de libro, pero él prometió desaparecer de mi vida si retiraba la denuncia. Accedí y fue una sabia decisión". Rosa padeció un intenso maltrato psicológico por parte de su pareja y, finalmente, le denunció. Pero tras un año de hostigamiento, retiró la denuncia y su marido la dejó en paz. Sin embargo, la arriesgada apuesta no siempre sale bien a la denunciante. En ocasiones, el miedo aterrador que obliga a las víctimas a retirar la denuncia acaba con su vida. A principios de año falleció apuñalada Cristina M. R., de 29 años. "Le quitó dos denuncias y le dio otra oportunidad porque le quería mucho", lamentó entonces su hermana Francisca.
El fiscal retiró la acusación por violencia de género durante el juicio en 216 casos el año pasado, y en el 44% de ellos la víctima se negó a ratificar su denuncia. En 2007 fueron el 37%.
La clave reside en el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que exime a los testigos de declarar contra parientes cercanos. La Fiscalía y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) son partidarios de modificarlo, mientras que muchos abogados y jueces se oponen porque obligaría a la víctima a ir contra su voluntad y en ocasiones mentiría para proteger a su pareja. "¿Y lo siguiente qué será? ¿Perseguir a la mujer por falso testimonio? Eliminar el 416 es absurdo", subraya un magistrado. El Gobierno ya intentó en 2007 la reforma del artículo 416, pero no recabó en el Senado los apoyos necesarios. Ahora, para replanteárselo está a la espera de las conclusiones de un informe sobre la Ley Integral.
Pero que la víctima retire la denuncia al comienzo de la instrucción no implica que su caso se paralice, y la fiscalía debe perseguir el delito si cuenta con pruebas y testigos para llegar a juicio. En los últimos dos años se presentaron 268.418 denuncias, pero 28.800 mujeres claudicaron. Y el alza de renuncias es continua. Si 2007 arrancó con un 9, 34%, 2009 se inició con un 11,6%, según datos del CGPJ. Mientras, ha subido siete puntos de 2007 a 2008 (del 37% al 44%) el porcentaje de casos en que el fiscal retiró la acusación durante el juicio oral por desistimiento de la víctima.
"Y seguirá creciendo. El maltrato es un problema muy complejo y es muy difícil que la mujer persista", subraya la fiscal Anabel Vargas, adjunta a la fiscal de Sala Delegada de Violencia sobre la Mujer. En el enésimo caso, la pasada primavera, la Fiscalía de Sevilla pidió 14 años de prisión para un agresor sexual, acusado asimismo de secuestro, y finalmente resultó absuelto tras negarse la víctima a declarar en su contra. "Le denuncié por despecho", alegó cegada ante el tribunal.
Inmaculada Montalbán, presidenta del Observatorio de Violencia de Género del CGPJ, aboga por modificar el artículo 416 y encontrar un eureka que no perjudique a la mujer denunciante. "Ahora ofrece un mecanismo para que la mujer se lo vuelva a pensar y provoca el efecto contrario: los asuntos regresan al ámbito privado", reflexiona. Otro magistrado experto en el tema, discrepa: "El Estado le pide a la mujer que se sacrifique por el bien general para acabar con el machismo... ¿Es conveniente arrastrar a esa persona en contra de su voluntad? A menudo, la mujer te explica que prefiere que trabaje y pague la pensión antes de que vaya a la cárcel. ¿Se puede lograr que una mujer sea digna, o es una cuestión personal?".
En los últimos años, el acoso a la víctima se multiplica y muta ante el combate de las Administraciones. Los expertos han detectado cómo la familia del maltratador se implica en presionar a la mujer para que retire la denuncia. "El padre, la madre, la hermana de su ex pareja insultan, amenazan o acosan a la víctima", describe Amparo Díaz, abogada especializada en violencia de género. "Del centenar de casos que he tratado en tres años, el 26% había retirado la denuncia previamente. Porque sentían que la situación había empeorado, por el acoso de los familiares y amigos de su ex pareja y porque se produjo una pacificación temporal que finalmente empeoró", ilustra Díaz. El agresor usa incluso a los hijos para chantajear a la víctima. Estrella Rojas, psicóloga clínica, lo explica: "Los hijos sueltan frases del tipo '¿Cómo se te ocurre meter a mi padre en la cárcel?' Si él no amenazara, ella seguiría siempre adelante... ¡Ésa es la clave!".
Las razones para la retirada son múltiples. Ésta ocurre a diario en los juicios. "No se retractan, sencillamente no hablan. Tienes una sensación de circo y pérdida de tiempo porque se ha trabajado mucho. Ya tenemos hasta un modelo de sentencia para cuando ocurre...", explica la juez María Ángeles Sáez, que presencia impotente el silencio de las víctimas en sus juicios.
Una fiscal critica que "antes de la vista oral la acusación particular debería ponerse en contacto con la fiscalía". Así, el Ministerio Público sabría que no contará con el testimonio de la víctima y podría modificar su estrategia y el agresor podría ser condenado.
Para combatir esta lacra los expertos apelan a la concienciación y así evitar la política represora del derecho penal.

martes, 11 de agosto de 2009

María Cecilia Sívori


Mi amigo Fernando Razzetti me envió este mail y yo les transmito la inquietud a ustedes. El mundo entero y Argentina en particular, en este presente de la comunicación infinita, del todos sabemos donde están todos, no se merece ni un solo desaparecido mas. Por favor se los pido, empecemos a encontrar rápidamente a quienes se pierden o a quienes los han hecho perder. He dicho por favor. Mariana Hernández Larguía.

Soy Sofía Settimini y esta es mi amiga María Cecilia Sívori, estudiante de arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario, desaparecida este último miércoles, 5 de agosto del 2009. No la encontramos por ningún lado. Si la ves, por favor llamá a la policía comunicando donde la viste o a mi celular 0341 155 061140. Ayudanos por favor y, si podés, reenviá el mail. Gracias.

domingo, 9 de agosto de 2009

Igualdad


Dos informaciones para comparar y sacar conclusiones propias. Una se trata de una noticia aparecida en el diario El País de Madrid y la otra es un link a una estadística sobre la violencia de género desde enero hasta junio del 2009 distribuida por el Ministerio de Igualdad del Gobierno de España. Me llamó la atención el comentario que hace un lector sobre la noticia aparecida en El País, publicada por el mismo diario, por eso la he rescatado y sumado a la información. Un saludo cordial. Mariana Hernández Larguía

Crece el número de mujeres que rechazaron la protección
El delegado del Gobierno para la Violencia de Género alerta de una posible "relajación" por un "exceso de confianza en el sistema"
EFE - Madrid - 04/08/2009

Un 11,5% de las mujeres que fueron asesinadas fruto de la violencia machista en el primer semestre de este año habían renunciado a la orden de protección, un dato que contrasta con el mismo periodo del año pasado, en el que ninguna de ellas prescindió de esta medida, según se desprende de una encuesta que ha realizado la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Así lo ha anunciado el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, quien ha vinculado esta situación con el incremento de la "minimización del riesgo", tanto por parte de la víctima como de su entorno, en 4,3 puntos con respecto al mismo periodo de 2008 -7,7 puntos frente a los 3,4 del año pasado-.
Lorente ha achacado esta "relajación" a un posible exceso de "confianza en el sistema", ya que un 38,5% de las fallecidas había presentado una denuncia previa entre enero y junio de este año frente al 27,6% del mismo periodo de 2008 y ninguna retiró la acusación cuando el pasado año lo hicieron un 6,9%.
Otra de las cifras llamativas del informe es la del 36,5% de los españoles que culpa a las víctimas del maltrato que sufren por "seguir conviviendo con su agresor". La encuesta, presentada hoy en Madrid por el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, pone de manifiesto que esta lacra es considerada aún como "aceptable en algunas circunstancias" por el 1,3% de la población.
Otro 5% respondió que "hay muchas víctimas de violencia de género que no denuncian" porque la agresión estaba "justificada". Otro dato destacable de la encuesta refleja que el 62,6% de los españoles opina que los hombres que maltratan "lo hacen generalmente porque tienen problemas con el alcohol y las drogas", y un 9,7% asegura que "el hombre que parece agresivo es más atractivo".
En los seis primeros meses del año murieron en España 26 mujeres como consecuencia de esta lacra, cifra ligeramente inferior a las 32 que fallecieron en el mismo periodo de 2008. El 38,5% de las asesinadas había denunciado previamente a su agresor y ninguna había retirado
la denuncia, aunque un 11,5% de ellas renunció a la orden de protección.
Para Lorente, este año "se ha acudido a la denuncia con una percepción de riesgo inicial más alta", aunque ésta se ha ido reduciendo "en fases más avanzadas del proceso". Ante la "minimización de los riesgos", insistió en que "el agresor es un traidor en el que no se puede confiar", y al que "no hay que dar segundas oportunidades".
374 denuncias al día
Lorente también presentó los últimos datos relativos a la evolución de las denuncias. Según explicó, 33.656 mujeres denunciaron durante el primer trimestre de 2009, cifra similar a las 33.950 del mismo periodo del año anterior y que supone una media diaria de 374 denuncias por violencia de género.
Del total de denuncias, el 55% fueron interpuestas por mujeres de nacionalidad española. En cuanto a los homicidios, en este periodo se redujo en 11 puntos (del 37,9% al 26,9%) el porcentaje de mujeres extranjeras víctimas, y aumentó el caso de muertes cuando la pareja ya estaba rota (del 41,4% al 57,7%).
El delegado del Gobierno para la Violencia de Género informó también de un aumento del 2,2% en el número de llamadas que registra el teléfono gratuito 016, de asistencia a las víctimas, que alcanzó las 38.685 consultas entre enero y junio de este año.

Eduardo dijo: "Visto lo que les sucede diaria y cotidianamente a los hombres en los procesos de ruptura y divorcio con hijos en los Juzgados, es realmente un éxito que no haya tantos asesinatos porcentualmente como en Francia o en Inglaterra". Palabras literales de una Sra. Magistrada en un curso de verano.

http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/200908/04/sociedad/20090804elpepusoc_1_Pes_PDF.pdf

sábado, 1 de agosto de 2009

Norita Giavedoni y el ángel de lata


Salió el Ángel de Lata allá en Rosario, donde están mis compañeros de trabajo, vivos o no. La nota editorial es una verdad del Tomi, y digo verdad porque si digo un cuento, mentiría. Mariana Hernández Larguía.

Con los brazos cruzados, recostada en las rejas del lado de afuera de una celda, bamboleando la cabeza de un lado para el otro y mostrando esa sonrisa de conformidad con la que, bienintencionadamente, nos engañan los disconformes, Norita parecía querer decirme algo. Yo justo estaba por salir volando de la penitenciaría, un superpoder con el que contamos nosotros, los ángeles de lata, desde que nos enseñó a ponerlo en práctica el por fin eterno ex convicto Cañete cuando llegó aquí arriba. Me di vuelta en el aire y quedé suspendido en la atmósfera intragable de la que hacen gala todos los pasillos de todas las cárceles de todo el mundo por mas que alardeen de ser modelo. Ella despegó la espalda de las rejas y avanzó unos pocos pasos dejándome ver sus alas nuevas, se detuvo en una franja de luz tibia que entraba por un ventanuco, millones de partículas de polvo bailaron suspendidas como brillitos de vida sosteniendo sus pies descalzos en el aire y, recortando el miedo de las penumbras azules, me mostró la mas valerosa y humana de sus miradas. Entonces extendió los brazos y apenas movió las alas para llegar hasta donde yo estaba, a una altura considerable de la estúpida firmeza del suelo y rozando las manchas de humedad de los injustos cielorrasos. -¿Cómo hiciste eso?- le pregunté, haciéndome el tonto, porque se perfectamente como hace la gente para morirse. -No me quiero ir- me respondió ella sin contestar y al mismo tiempo contestando a mi pregunta y apoyando las palmas de sus manos sobre mis hombros. Instintivamente agité el dedo índice y fruncí el ceño. -Los que sabemos de cárceles nunca decimos frases como esa, Norita- le dije a modo de gracioso reproche y haciéndome otra vez el tonto porque también sé perfectamente que la vida no es la cárcel por mas que se le parezca bastante y porque, los que conocemos a Norita, sabemos que viniendo de ella, esa especie de reclamo vital nunca se hubiera tratado de un capricho y mucho menos de un deseo, sino fuera porque era el último. Abrió grandes los ojos mostrándome todo el empeño de su propuesta y estiró con fuerza los labios marcándome con una sonrisa toda la dulzura de las insistencias positivamente obstinadas. -No me quiero ir- repitió casi convincente. Entonces, refunfuñando, entreabrí el portafolios de mi alma, saque la denuncia que la Coordinadora de Trabajo Carcelario elevó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, unos cuantos papeles develando los graves hechos de tortura aplicadas a niños alojados en el IRAR, unos cuantos papeles acusando al Servicio Penitenciario Provincial, unos cuantos papeles ambiciosos de justicia, de amor al prójimo, de convicción humanitaria, y se los di. Ella se reclinó y sin ni siquiera perder el tiempo que tenía perdido, se los apoyó sobre las rodillas y ahí mismo, flotando en la ingratitud de las despedidas, con una birome azul trazo grueso argentina escribió entre líneas y de puño y letra, “prometo que me voy a ir recién cuando vea cumplido mi último deseo” y entusiasmada firmó, Norita. Me aseguré de que ningún carcelero nos estuviera viendo y me volví a guardar los papeles en el pecho con la mayor serenidad posible para evitar la estruendosa aclamación al respeto que me merecía semejante acto de nobleza. -Los ángeles de lata somos así- le dije orgulloso y en vos baja, sin dejar de hacerme el tonto y esta vez, la verdad, para aguantar la traición salada de las emociones -sabemos que la empresa es difícil y que la muerte es anárquica-. -No te preocupes- me dijo ella -puedo ser mas anarquista que la propia muerte- y haciendo un chasquido con los dedos volvió a poner en marcha su corazón, resucitó girando sobre sus talones y se fue a vendarle los tajos a un pibe que se había acariciado las venas con una yilé para intentar salir de aquel infierno. Me quedé pensando en la generosidad implícita de los últimos deseos que algunas personas dejan para que se les cumplan a los demás. La convicción de alguna gente, como Norita, no tiene límites, sean estos precisos o imprecisos, así que si la vislumbran apechugando por ahí, no me vengan después con que no les avisé. Felices fiestas.

Norita Giavedoni tenía 33 años y era miembro de la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC), una ONG que trabaja en la defensa de las personas privadas de su libertad, visitan cárceles y comisarías de la provincia de Santa Fé y, entre otras actividades, se ofrecen como mediadores (que ya es decir) y median en los motines y otros conflictos. La muerte es una mierda, nada más.