viernes, 20 de febrero de 2009

Aguirre, la ira de la diosa


Voy a pedir disculpas, antes que nada, por la ocurrencia del título con que encabezo este comentario, pero es que me vino como anillo al dedo, no veo porqué, si existe la ira de un dios del mismo apellido, no pueda existir la ira de su par femenino. Vuelvo a confrontar dos noticias, una acaecida en Argentina y la otra en España. Las dos referidas a la violencia de género pero, contrariamente a los que estamos acostumbrados, en los dos casos el que terminó muerto es el participante masculino. Al mismo tiempo encontramos otra particularidad, en una es notable el giro rápido e imprevisto con el que el tribunal absolvió y dictaminó la liberación inmediata de la imputada y en el otro no parece que el dictamen vaya a la misma velocidad. Un tercer vistazo marca otra diferencia, en el caso de España, a diferencia del de Argentina, el vengador no es la mujer sino su hijo. Y por último, me llama la atención que en ambos casos el arma sea un cuchillo. De todos modos lo mas importante es que si esto fuera el comienzo de una variante en el desencadenamiento regular de este drama, tampoco estaríamos yendo por buen camino. Mariana Hernández Larguía.

Absuelven y liberan a la mujer que mató a su esposo golpeador
El propio fiscal se negó a acusarla y el tribunal de La Matanza entendió que actuó "en legítima defensa". La mujer dijo que lo apuñaló durante un forcejeo, pero que fue "sin intención de matarlo". Ante el fallo, rompió en llanto y se abrazó a su hija
En un giro rápido e imprevisto, el tribunal de San Justo absolvió y ordenó la inmediata liberación de Graciela Aguirre, la mujer que mató a su marido de una cuchillada el 4 de junio del 2007. El fiscal del caso se negó a acusarla al entender que actuó en legítima defensa, lo que determinó el final abrupto del juicio.La decisión del fiscal de La Matanza Ariel Panzoni sorprendió a todos al desistir de la acusación penal. En realidad lo que hizo es atenerse al artículo 34 del Código Penal, que exime a la persona involucrada en un hecho violento cuando actúa en defensa propia o de terceros.
Para esto, Panzoni tuvo en cuenta los testimonios de Graciela y de su hija adolescente, quienes coincidieron en que no tuvo intención de matarlo sino simplemente de evitar que los siguiera golpeando. Ante esta situación el tribunal resolvió absolverla y, además, dispuso que se le envíe a la Suprema Corte de Justicia bonaerense un reclamo para los organismos que no actuaron cuando la mujer denunció abusos por parte de su marido.De esta manera concluyó en una sola audiencia el debate oral al que Aguirre (38) había llegado acusada de homicidio simple de su esposo Ricardo Avila (42). Al conocer el fallo, la mujer rompió en llantos y se abrazó a su hija. Ambas habían revivido ante el tribunal los golpes, maltratos y agravios que sufría la familia por parte del jefe de la familia.A la mañana, frente a toda la sala, Graciela contó que su pareja la golpeaba y que, en medio de un forcejeo, le clavó un cuchillo en el cuello. "Le tiré a lo ciego", aseguró. Y agregó que lo hizo "sin intención de matarlo". "Tenía miedo por mis hijos y por mí", contó la mujer ante los jueces del tribunal oral 4 de La Matanza, en San Justo. Al recordar los hechos, Graciela describió cómo era vivir con su marido. "Me pegaba y siempre amenazaba a mis hijos con pegarles", afirmó. Según dijo, su marido era alcohólico y las golpizas ya eran algo "cotidiano". Una vez, cansada de la violencia, Graciela dejó su casa: "Me fui, pero él (su esposo) me seguía. Me amenazaba. Me decía que vuelva, que él iba a cambiar y que si no lo hacía, iba a prender fuego la casa y matar a mi familia". En ese momento, uno de lo jueces le preguntó si creía que esa amenaza de su esposo podía hacerse efectiva. Sin dudarlo, la mujer le respondió que sí. "Yo creía que era capaz de eso y de mucho más", resumió. En este sentido, destacó que el hombre le decía que le a sacar a su hijo, que "no lo iba a ver más". Ese temor, agregó, era lo que la hacía volver a vivir con él.El 7 de junio de 2007, cuando ocurrió el crimen, Graciela recordó que su esposo había tomado "una botella entera de vodka" y comenzó a atacar a su hija Karina, por entonces de 15 años, a su hijo Jonathan, de 4, y a ella. Después de golpearlos y amenazarlos, el hombre "fue a la cocina, trajo un manojo de cuchillos, los dejó en la mesa y agarró uno". Así, se abalanzó sobre ella y la adolescente intentó interponerse entre ambos.
"Forcejeamos con él, yo la empujé a la nena que fue a parar contra la puerta. Él se cayó y se le cayó el cuchillo de la mano, después se levanta y toma el cuchillo", contó la mujer, quien señaló que fue entonces en ese momento en que ella tomó otro cuchillo "y le tiré a lo ciego, sin intención de matarlo". Entre sollozos, contó que al ver la herida que le había provocado a su esposo sufrió "un ataque de nervios". Cuando se repuso aseguró que pidió a los vecinos que llamaran a una ambulancia y a la Policía y que lo tomó de la mano a su hijo menor, Jonathan, "y salimos a caminar, hasta que me agarró la Policía". Hoy fue absuelta y lo que le sucedió se transformará, seguramente, en un caso testigo de la violencia familiar.

Los desafíos de la violencia de género
Cuando el agresor es el que cae muerto a puñaladas
Un chico está en la cárcel por matar a su padrastro
CARMEN MORÁN - Madrid - 16/02/2009
La relación tormentosa entre Carlota y su compañero sentimental acabó en diciembre con la trágica muerte de él, apuñalado por el hijo mayor de la mujer, un chico de 18 años que ahora está en la cárcel esperando juicio. La fiscal dice que es asesinato, la familia de Carlota asegura que el muchacho sólo defendió a la madre de un maltratador que llegó a casa aquel día, borracho como otras veces, llamando putas a la mujer y a su hija, agarrándola por el cuello y enzarzándose en una pelea con el hijastro que acabó con un final sangriento.
Recientemente, Carlota contó su historia en el Senado a un grupo de mujeres rurales congregadas allí por la asociación Femur bajo la batuta de la senadora del PP Juana Borrego. La conmoción fue generalizada.
Abdessamad Bibah nunca le pegó, pero la fue anulando poco a poco, a base de broncas, hasta que la mujer redujo su vida al trabajo y la casa. La pareja, que vivía en El Espinar (Segovia), se había hecho con la concesión del bar y la taquilla de la estación de autobuses de un pueblo de al lado. Con el pretexto de impedir robos, Abdessamad instaló cámaras en ambos sitios y vigilaba a Carlota desde el sofá de casa. "A media mañana ya me estaba llamando. Que por qué sonreía a los clientes, que cómo era tan boba de servir un Rioja si me habían pedido
Ribera de Duero". Abdessamad, "un hombre guapo, culto, viajado", como le describe Carlota, salía por las noches y a veces volvía borracho. Entonces, cualquier pequeño detalle era bueno para que se desatara la tormenta. "Se convertía en un monstruo. Al día siguiente yo le decía: pero Abdessamad, ¿tú sabes las cosas que me dijiste anoche? Es que ya no sé quién soy, si la más puta del pueblo o una mujer maravillosa". Entonces él pedía perdón y la vida, claustrofóbica, seguía su curso.
Carlota se lamenta de no haber denunciado, pero no cree que le hubiera dado tiempo. "Si yo voy a la Guardia Civil y no consigo un alejamiento, en tres días me mata tres veces".
Su caso se ajusta como un guante al relato de cientos de maltratadas. Un noviazgo apasionado donde pronto empiezan los desaires, tacita a tacita, lo justo para que el perdón se conceda cada vez. A los seis meses de salir juntos, embarazada ya, viajó con su hija a Marruecos, para conocer a la familia política. Él iría a recogerlas a Ceuta, pero no llegó, ni tampoco contestaba al teléfono. Las dos mujeres se alojaron en un hostal hasta que Abdessamad dio señales de vida y algunas excusas poco corteses.
Las recogió al día siguiente en la frontera. "Hasta allí nos acompañó amablemente el dueño del hostal, porque no sabíamos llegar. Cuando aparecimos me montó un pollo porque habíamos ido con aquel hombre".
¿Por qué no dejó la relación entonces? Carlota aún tenía la ilusión intacta y disculpaba sus propias sospechas. Y tampoco quería que su hijo naciera sin padre. El mayor, Crístofer, que ahora está en la cárcel, es el fruto de una relación corta con un americano, y la mediana, hija de un italiano que tampoco ejerció de padre, dice Carlota. "¿Tan mal lo hago que el pequeño tampoco va a tener padre?", se preguntaba entonces.
El tiempo fue disipando las dudas y los últimos dos años, harta de disputas y amenazas, la mujer le había pedido el divorcio por las buenas muchas veces. "Nada de lo que le proponía le era conveniente. Tenía celos de todo, hasta de mis hijos. Abría las ventanas y decía que se tiraría al vacío con el pequeño", llora Carlota. Con Crístofer la relación fue a cara de perro cuando el chaval tenía 13 o 14 años. "Pero ahora, justo ahora, es cuando empezaban a llevarse bien, incluso tenían previsto montar un negocio juntos", asegura.
No hubo tiempo. La última pelea surgió por un mensaje de unos amigos que la hija de Carlota tenía en el móvil. "La niña sólo tiene 12 años, pero él ya pensaba que se casaría con un sobrino suyo de Marruecos. Los dos se llevaban bien, sí, pero sólo tiene 12 años. No soportó que se mandara mensajitos con otros amigos. La llamó puta, le quitó el móvil y se fue a beber".
Cuando llegó se desencadenó la tragedia. Cerró la puerta con llave y comenzó la discusión, pero esta vez, el mayor estaba en casa. "Yo no sé quién cogió el cuchillo de la cocina. Mi hijo dice que fue Abdessamad, que el cuchillo se cayó al suelo y que Crístofer lo recogió y lo dejó encima de la lavadora del pasillo. Cuando vio que él me agarraba por el cuello y me levantaba, le apuñaló. Yo estaba saliendo hacia la calle, pero no me dejaba. Me siguió moribundo y ensangrentado escaleras abajo hasta que murió, en el descansillo del segundo piso". Carlota pidió auxilio en la calle y la Guardia Civil acudió al domicilio.
No hay estadísticas precisas, pero los expertos saben que hay homicidios que tienen de fondo un telón de malos tratos.
La semana pasada se levantó el precinto de una casa marcada por el crimen. Carlota ha cambiado de sitio los muebles, no quiere recuerdos. Ahora visita al mayor en la cárcel y se ha colocado vendiendo Thermomix, un electrodoméstico para cocinar. Enseña a usarlo por las casas. Abdessamad nunca lo hubiera tolerado.

viernes, 13 de febrero de 2009

El curioso caso de los casos curiosos


El curioso caso de Chantalle Steadman, una niña británica que dio a luz a sus quince años, no tiene nada de curioso, y menos comparado con el curioso caso de Alfie Patten, el niño de trece años que la dejó embarazada convirtiéndose en uno de los padres mas precoses de la historia. Pero el curioso caso de Alfie Patten tampoco tiene nada de curioso comparado con el curioso caso de otro padre, en Bélgica, que tiene la misma edad pero que embarazó a una niña de solo diez años. Asimismo todos estos curiosos casos no tendrían nada de curioso comparados con el curioso caso de Benjamin Button, si no fuera porque Benjamin Button es un personaje de ficción basado en un relato escrito en los años veinte por Scott Fitzgerald. Las noticias las leí en el diario digital Infobae.com, en el también digital Latino-Blog.com y en el 20 Minutos digital respectivamente. Yo misma di a luz a los dieciocho años y en aquel entonces todavía era bastante curioso. Y después dicen que las mujeres somos curiosas. Mariana Hernández Larguía

Padre a los 13 años
Su novia tiene apenas 15 años. Hace cuatro días tuvieron un bebé de 3,5 kilos. Nunca consideraron la idea de interrumpir el embarazo. "Pensé que sería bueno tener un bebé", dijo el niño británico

Chantelle Steadman, de 15 años, dio a luz a una niña hace cuatro días, informó el diario británico The Sun. Alfie Patten es el padre. Tiene 13 años y aparenta menos. Los jóvenes nunca se plantearon interrumpir el embarazo. "Pensé que sería bueno tener un bebé", dijo Alfie. Aún no saben cómo afrontarán económicamente el mantenimiento del bebé, ya que ninguna de sus familias disfruta de una buena posición económica: "Yo no tengo dinero. Mi padre a veces me da 10 libras", explicó. Chantelle y Alfie se enteraron del embarazo a las doce semanas de gestación. Pero decidieron mantenerlo en secreto hasta seis semanas más tarde, cuando la madre de Chantelle, comenzó a sospechar debido a su aumento de peso. Ambos son apoyados por sus padres. "Quieren ser buenos padres”, dijo la madre de Chantelle “Sabemos que hemos cometido un error, pero ahora mismo no los cambiaría por nada del mundo. Seremos unos buenos padres", aseguró el niño.

Niña de 10 años da a luz a bebé en Bélgica

El padre tiene 13 años; la pequeña ignoraba que estaba embarazadaUna menor de 10 años llegó a una visita médica por un dolor abdominal y en la revisión el doctor descubrió que la niña se encontraba embarazada y a punto de dar a luz. El padre de la criatura tiene 13 años.
El suceso ocurrió el pasado 28 de septiembre en Bélgica en la comunidad de Cherloi. De acuerdo al portal Expatica, la madre de la niña de 10 años notó que su hija incrementaba peso y decidió ponerla a dieta, pero no resultó.
De acuerdo a Robert Chef, doctor que atendió el parto, éste fue delicado y por la edad de la niña, no fue ingresada a la sala de maternidad normal, sino atendida en una cama de cuidados infantiles.
El padre, de apenas 13 años, visitó a la joven madre en el nosocomio y destacó que se trata de un compañero de clases de la niña.

El curioso caso de Benjamin Button

Sinopsis
Benjamin Button nace una noche de 1918 con el aspecto de una persona de ochenta años. Su madre muere en el parto y su padre, horrorizado, decide abandonarle en un asilo de ancianos. Allí, Benjamin recibe una educación en compañía de los más mayores, pero también conoce a Daisy, una niña que sabrá apreciar en él algo diferente. Los años pasan y Benjamin va rejuveneciendo poco a poco, viendo desfilar en su vida la alegría, la tristeza y el amor, un gran amor capaz de perdurar más allá del tiempo.
Es la película con más nominaciones en la próxima edición de los Oscar, nada menos que 13, y no es de extrañar si tenemos en cuenta que aúna esfuerzos técnicos y sensibilidad argumental. "El curioso caso de Benjamin Button" es la adaptación al cine de un relato escrito en los años 20 por F. Scott Fitzgerald, e inspirado en una famosa cita de Mark Twain según la cual nuestra visa sería más alegre si naciéramos con 80 años y fuéramos rejuveneciendo. El proyecto ha estado rondando a varios cineastas, pero el elegido ha sido David Fincher, responsable de títulos como "Seven", "The Game" o "El club de la lucha". La fantasía, el romance y el drama son los ingredientes por los que apuesta el director, sin olvidar que está contando la historia normal de un hombre no tan normal.
Para el papel principal, Fincher pensó en su actor fetiche, Brad Pitt. El protagonista de la saga "Ocean's" está nominado por segunda vez al Oscar por su compleja interpretación de Benjamin Button (la primera fue en 1995 por su trabajo secundario en "Doce monos"). Su gran amor en la pantalla tiene el rostro de Cate Blanchett, a la que vimos como malvada en "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal". El reparto, de auténtico lujo, incluye a Tilda Swinton (Quemar después de leer), Jason Flemyng (Stardust) y Julia Ormond (Che, el argentino).
Crítica
"El curioso caso de Benjamin Button" era, hace apenas unos años, una película utópica, o directamente imposible. Por eso su trabajadísima materialización exhala el aroma mágico del cine-entelequia. De esas ficciones que nuestra imaginación no acierta a imaginar y que los sentidos, los cinco, o casi, desentrañan desde la estupefacción ante lo nuevo. La última propuesta de Fincher es una película milagro, cine en estado puro, que funciona a modo de set de muñecas rusas. Una fantasía épica insólita que no se cansa de deparar sorpresas, que se adentra en el abismo de lo desconocido arrastrando al espectador hacia una sesión de ilusionismo fílmico que se sabe única, y que aunque guiñe el ojo a los hiperbólicos universos mágicos de Tim Burton, circula por caminos intransitados deparando el efecto hechizo del cine en gran formato de los viejos tiempos, cuando la imagen cinematográfica encerraba aún la pureza ingenua de un arte-espectáculo todo por descubrir.
"El curioso caso de Benjamin Button" nos reconcilia con el cine primitivo porque sus imágenes condensan el extraordinario poder evocador de un arte capaz de caminar siempre dos pasos por delante de las expectativas del público. Descubrirla es en sí, más allá de las virtudes de la historia y de la puesta en escena, una experiencia única por la apabullante fuerza simbólica de la fábula, por la energía arrebatadora de su añejo sabor a cine viejo que a la vez es intensamente nuevo. Ha costado un riñón, y el acabado final debe mucho a maquilladores, técnicos de efectos especiales y director de fotografía, pero el mago de la varita es Fincher, en el cenit de su madurez como artista, redondeando un ciclo de renovación del lenguaje de la gran superproducción estadounidense, que alcanza en el talante ensoñador de su última criatura, un grado de perfección extraordinariamente poético.
Su película es un torrente de celuloide exquisito, por dentro y por fuera. Una aventura legendaria cuyo sentido de la épica no emerge de sus aparatosas pretensiones, sino de su demoledor humanismo viajero (en el tiempo y en el espacio) y de su comprensión privilegiada, en clave de cuento de hadas panorámico y exuberante, de los ecos de la condición humana revelada en clave universal y al alcance de todos los públicos. "El curioso caso de Benjamin Button" se escinde, desde el tronco principal de la gran leyenda del gran Benjamin Button, en un collage portentoso de pequeñas historias dentro de la gran historia, de destinos diminutos y completos en la órbita del gran destino de un hombre que ve pasar la vida desafiando en sentido contrario a las agujas del reloj.
Fincher lo borda con idéntica precisión en el dibujo de las trama y las subtramas estirando la profundidad narrativa del relato hacia un nivel de excelencia inhabitual en el cine contemporáneo viajando entre la risa y el llanto, la ternura y la emoción con desarmante soltura. El resultado de semejante alarde de orfebrería cinematográfica es una gigantesca epopeya que coquetea con las convenciones épicas de la gran tragedia, un cuento de tintes legendarios sobre la insoportable levedad del ser en el océano mental del tiempo. Brad Pitt y Cate Blanchett ponen el resto, es decir, un alarde de sensibilidad a flor de piel para sembrar de emociones de carne y hueso la que será sin duda en diciembre una de las grandes películas de este 2009.

martes, 10 de febrero de 2009

La indignidad de la muerte


Estas dos noticias aparecieron en el diario El País de Madrid con algunos pocos días de diferencia. Usarlas para hacer una comparación entre una y otra puede resultar hasta grosero pero, aquello a lo que llaman “una muerte digna”, con toda la prudencia que me es posible se los digo, bien se lo merece. La dignidad en la muerte es un tema que atraviesa toda la historia de la humanidad como un flechazo de la razón y no deberían caber dudas, sobre todo cuando en ella se implica la vida de los que están con vida. El comandante Ernesto Guevara dijo -Prefiero morir de pié antes que vivir arrodillado- y el comandante, no lo olvidemos, además de comandante también era médico. Mariana Hernández Larguía.

La 'madre' de las suicidas
La policía iraquí informa de la detención de una mujer que ha confesado haber entrenado a más de 80 mujeres terroristas y haber enviado al sacrificio a 28
AGENCIAS - Bagdad - 04/02/2009

Se llama Samira Ahmed Jassim, es una mujer iraquí de 51 años y, según la policía iraquí, es la instigadora de los asesinatos de decenas de sus compatriotas. La policía iraquí informó ayer de que esta mujer se dedicaba a reclutar y entrenar a otras mujeres para que cometieran atentados suicidas en todo el país. Según fuentes de seguridad, entrenó a más de 80 y al menos 28 de ellas cometieron efectivamente atentados haciendo estallar los explosivos que llevaban adosados en sus cuerpos.
El portavoz de los servicios de seguridad de Bagdad, el general Qassim al Mussaui informó ayer de que Samira fue capturada hace dos semanas, no dijo dónde. Pertenecía, según este funcionario policial, a Ansar al Sunna, un grupo islamista suní ligado a Al Qaeda que ha cometido numerosos atentados y asesinatos en Irak tras la invasión estadounidense en 2003.
"Según nuestra información y testimonios de residentes, esta mujer supervisó personalmente el entrenamiento de más de 80 mujeres terroristas en Bagdad y en [la provincia de] Diyala", dijo Mussaui. Diyala es una provincia situada al norte de Bagdad de mayoría suní que fue uno de los feudos de la insurgencia contra la invasión estadounidense. Mussaui mostró a los periodistas un vídeo en el que la mujer, vestida con una abaya una tradicional túnica negra que cubre de la cabeza a los pies y que sólo deja ver su cara, confesaba haber entrenado a una mujer que atentó contra una comisaría de policía en Diyala. Podría referirse a un atentado cometido por una mujer en abril de 2007 que acabó con la vida de 17 personas en Muqdadiya. "Me la presentaron, empecé a hablar con ella", dice Samira en el vídeo sobre la terrorista suicida.
El portavoz policial aseguró que Samira "confesó haber entrenado a más de 28 mujeres que llevaron a cabo operaciones -atentados suicidas- en diferentes partes del país". Confiesa en el vídeo Samira que preparaba mentalmente a las futures terroristas para el sacrificio, que luego las entregaba a los terroristas que les suministraban el explosivo y luego las llevaba a los lugares elegidos para los atentados.
Según otro portavoz policial citado por EFE, el general Qasem Ata, Samira, que tenía el apodo de Um al Mamen (madre de los creyentes), dijo al ser arrestada que recibía órdenes de dos personas, identificadas como Harez al Saliui y Zaer al Saliui, quienes fueron capturados anteriormente.
Con la mejora de la seguridad en Irak, sobre todo en 2007 y 2008, los grupos insurgentes y terroristas incrementaron el uso de mujeres suicidas porque pasaban los controles de seguridad con mayor facilidad. Los policías no podían registrarlas tan a fondo como a los hombres debido a las estrictas normas morales. Durante el año pasado, la provincia de Diyala y su capital, Baquba, fueron escenario de más de 20 atentados suicidas cometidos por mujeres.

"La condena a vivir sin límites es peor que la condena a muerte"
MIGUEL MORA - Roma - 08/02/2009

Beppino Englaro es, más que un hombre, un superhombre. Lleva 17 años intentando cumplir la misión que le encomendó su hija Eluana. Vivir libre y con dignidad, o morir. "Lo decidimos en familia. Vida, muerte, dignidad, libertad. Somos tres purasangres de la libertad. La magistratura ha defendido nuestro derecho. Y no necesitamos oír letanías", explica.
Tras una batalla jurídica de 11 años, su hija espera en la clínica La Quiete de Udine el momento de ver reconocido su derecho, sancionado por todas las instancias judiciales posibles, a no vivir sin capacidad de entender y querer.
Su padre está más tranquilo que nunca. En paz. No le afecta la manipulación política que ha hecho del caso Silvio Berlusconi, ni el escándalo apocalíptico orquestado por el Vaticano, ni las acusaciones de asesinato que, otra vez ayer, le lanzó la curia romana. "La condena a vivir bajo cualquier condición es mucho peor que una condena a muerte", dice desde su casa de Lecco, donde espera el desenlace con su mujer, Saturna, enferma de cáncer desde 1992, el año en que Eluana tuvo el accidente que la dejó en estado vegetativo.
Englaro mandó ayer un mensaje al presidente de la República, Giorgio Napolitano, y al presidente del Consejo, Silvio Berlusconi: "Soy el tutor de Eluana Englaro, pero en este momento hablo de padre a padre, y me dirijo a ustedes para invitarles, a los dos solos, a que acudan a Udine para conocer, en persona y de forma privada, las condiciones reales de mi hija Eluana, sobre quien se han difundido noticias alejadas de la realidad que pueden llevar a confundir y desviar todo comentario y convicción".
Pregunta. ¿Han acelerado los médicos la suspensión de la alimentación de Eluana?
Respuesta. El protocolo sigue adelante. Los tres médicos están intentando cumplir al 100% el
protocolo que decidió el juez. Nuestro único interés es respetar la legalidad. No entramos en detalles. Nos atenemos escrupulosamente a lo que han dicho los tribunales. Solo a eso.
P. ¿Qué le ha parecido el movimiento del Gobierno Berlusconi?
R. Ha sido un golpe de efecto. Sólo se me ocurre decir que la realidad a veces supera a la fantasía más fantasiosa. Es muy curioso que Berlusconi haya salido precisamente ahora a escena. Cuando era primer ministro, en 2004, yo le escribí una carta pidiéndole ayuda. No respondió. Como la política no hizo nada y el Gobierno tampoco, me dirigí a los jueces. Les pedí ayuda y ellos cumplieron su deber. Durante más de diez años todas las instancias judiciales han examinado hasta el más mínimo detalle. No sé qué esperan descubrir ahora los políticos.
P. Dicen que sólo quieren evitar que Eluana muera.
R. Quieren bloquear la sentencia del Supremo, sí. Pero en un país civilizado eso no debería suceder. Berlusconi se ha enfrentado al presidente de la República para intentar detener la legalidad. Quizá no entiende la división de poderes.
P. ¿Cree que al final podrá hacer valer ese derecho?
R. Siempre me he movido en la legalidad más estricta porque no tenía otra alternativa. Si ellos quieren obstaculizar la legalidad no es algo que yo pueda controlar. Yo me defiendo con el derecho, como siempre. Si ellos quieren verificar cosas que ya han sido verificadas muchas veces significa que, por su parte, es una cosa infinita. Pero esta historia siempre ha sido clara, neta y límpida. Eso es lo que les molesta. Se ha hecho de una manera escrupulosamente legal, y ellos no están acostumbrados a manejar cosas tan limpias. No entienden qué es esa cosa tan clara de la legalidad a la luz del sol. No es culpa nuestra. Hemos hecho todo dentro de la sociedad y de la legalidad. No podemos hacer más.
P. ¿Qué le ha parecido el aplauso de la Iglesia al movimiento de Berlusconi?
R. De la Iglesia no hablo. Siento un sagrado respeto por ella y espero de ella lo mismo. Espero que sepan lo que dicen y lo que hacen, pero no polemizo con ellos. La Iglesia no tiene nada que ver en el asunto. No me puede imponer sus valores. Puede opinar, pero lo que diga no tiene que ver conmigo ni con Eluana. El magisterio de la Iglesia es moral; el Estado es laico, y en él están también los católicos. Lo que dice la Iglesia les debe afectar a ellos, no a los que no
profesamos esa confesión. De forma que todo lo que digan es su problema, no mío.
P. Quizá ése sea el fondo del problema. Es usted demasiado laico.
R. Me dicen siempre que estoy años luz por delante, que soy demasiado avanzado. Pero yo no puedo volver atrás para darles placer, lo siento. Ellos están a su nivel y yo vivo en un Estado laico. Los 2009 años de historia de la Iglesia van por un lado y el Estado va por el suyo. Yo para pedir justicia no me he dirigido a ellos, sino a los tribunales de Justicia. A ellos no les he pedido nada, ni se lo pediré. Pueden decir lo que quieran, no lo discuto, pero esta historia está fuera de su poder.
P. Berlusconi dijo el viernes que no puede quejarse usted de que el caso le haya costado dinero porque las monjas de Lecco siempre han atendido gratis a Eluana. ¿Cómo recibió esas palabras?
R. Hubiera dado todos los recursos del mundo para evitar que Eluana pasara así estos 17 años. Todo el dinero del mundo. El único coste que nos interesa es la libertad fundamental de mi hija. Si hubiese sido por Eluana, no habría costado ni un euro. Yo no pedí que la mantuvieran viva, pedí que la dejaran morir el primer día que me dijeron que estaba así. Decidieron ellos, no nosotros. Fuimos obligados a mantenerla viva, sin capacidad de entender ni de querer, por unos médicos que no sabían nada de nosotros. Fue un acto de una violencia espantosa. Por eso pedimos a la sociedad que nos ayudara. Ése es el precio que hemos pagado.
P. ¿Cree que Eluana se ha convertido en un símbolo de libertad?
R. Espero que su historia sirva para que la gente entienda que la medicina debe pensar mil veces antes de crear situaciones que no existen en la naturaleza. Eso es de locos. La vida es vida, la muerte es muerte. Blanco o negro. Las personas vivas son capaces de entender y decidir por sí mismas. Yo he pedido por caridad que la dejen morir. La condena a vivir sin límites es peor que la condena a muerte. En la familia, los tres habíamos dejado clara nuestra posición. Lo hablamos muchas veces. Vida, muerte, libertad, dignidad. Somos tres purasangres de la libertad. No necesitamos escuchar letanías. Ni culturales, ni religiosas, ni políticas.

domingo, 8 de febrero de 2009

El nombre de los recuerdos


Tal vez habría que hacer una aclaración de su nombre, de lo que hacía y de la fecha y circunstancias en que fue asesinado. Pero voy a hacer algo con lo que él hubiera estado completamente de acuerdo, limitarme a decir Pocho.

http://www.youtube.com/watch?v=qtKzGdqkaAo

Este video me lo mandaron hace unos días, recién lo vi ayer y al hacerlo no pude evitar que me ahogara la emoción. La sucesión de imágenes que iban apareciendo en la pantalla se iba agigantando en una sumatoria casi infinita por las imágenes atesoradas en mi memoria visual, olfativa, sensorial y fundamentalmente afectiva, mi querida Ludueña y sobre todo su gente que es mi gente, todos ellos irrumpieron en tropel y de improviso en mi casa de la Barceloneta que es mi retaguardia más íntima. Mi ojos, avizores más allá de la humedad de la emoción, comenzaron a darles nombre a las imágenes, a nuestras luchas, a los pibitos más chicos corriendo a corazón abierto en medio de tanta miseria con una alegría aleccionadora, a los ranchitos, a las vías del tren (cinturón en movimiento que separa Ludueña del resto del mundo), a los pibes más grandes, Varón, Monchito, Malevo, yo misma en una imagen borrosa sentada con la Rosi, con Ojitos Tristes y con La Flaca, flanqueándome como tres custodios, como tres Ángeles De Lata, y Pocho con su cara hermosísima en un primer plano con esa mirada limpia, casi transparente de tan amarilla, esa mirada que te horadaba el alma. Asomarse a los ojos de Pocho era como asomarse a la capacidad de sentir como propio el dolor de lo demás, a la capacidad de entrega, a la bondad más infinita que he conocido. Mariana Hernández Larguía.

Claudio Pocho Lepratti fue un militante social que nació en Concepción del Uruguay, Argentina, el 27 de febrero de 1969 y fue asesinado por la policía en Rosario, Argentina, el 19 de diciembre de 2001)

miércoles, 4 de febrero de 2009

Recordando al Caño

Un velero enorme adentro de una lámpara (retrato de Cañete) y La muerte del principito/un acrílico sobre lienzo y un pastel de el Tomi que para mi hablan de la vida y de la muerte del Caño.

Hoy leyendo estás cuestiones en relación a la función del educador me he acordado mucho de Cañete por eso republico está nota que ya colgué en el blog. El Caño, como tantos pibes con los que he convivido en mi casa, no paso por mi vida, quedó instalado en ella. A está altura tengo pocas convicciones pero hay una que persiste en mi cabeza y es la de que lo legal y lo legítimo casi nunca, por no decir nunca, van de la mano. La vida de Cañete y de tantos otros da cuenta de ello y a mi me gustan más los que caminan por la vereda de lo legítimo que los que caminan por la vereda de lo legal y el sin duda era uno de ellos. Hace un tiempo un compañero al que quiero, respeto y admiro, me contó que un grupo de cine independiente en Rosario (mi ciudad natal) habían filmado una especie de documental sobre la vida del Caño y Martínez (así se llama el cumpa) me escribía al respecto:“...El documental no estaba mal Negra, pero faltaba tu mirada de Cañete que estoy seguro que más allá de que no hubiera obviado las circunstancias sociopolíticas en que se desarrollo su corta vida, fundamentalmente estaría sustentada en el afecto, en el amor”.... Y es verdad si yo hubiera hablado del Caño lo hubiera echo desde el corazón de mi corazón, parafraseando a Hamblet. La ilustración que es de el Tomi capta con una sensibilidad exquisita esa condición de hombre/niño de mi querido Cañete. Mariana Hernández Larguía

Cañete: Un velero enorme adentro de una lámpara

Corazón de frutilla entre las rejas, ayer apareció colgado en una cárcel de Coronda.Salía en libertad. De Pérez lo llevaron a la jefatura y no tenía para ir a su casa. Le pidió a un guardia que me llamara para que lo fuera a buscar.Salvador lo esperó en el portón y el apareció con un velero enorme adentro de una lámpara. No sé de donde había sacado aquella lámpara tan grande. Una lámpara gigante pero que apenas podía contener aquel enorme velero.El corazón de Cañete era un velero enorme adentro de una lámpara. -Esto es para Mariana-, le dijo a Salvador y le dio su corazón, sin mediar mas palabras, para que me lo regalara.Cañete era un pibe que se conocía Tribunales de punta a punta. Se metía a las asistentes sociales y a las secretarias de cada juzgado en los bolsillos. Hasta le daban plata. Él les enseñaba a los otros pibes cómo declarar ante un juez, como comportarse, con quien y donde nunca había que mandarse una cagada. Corazón de frutilla entre las rejas, ayer apareció colgado en una cárcel de Coronda.Una vez, cuando era muy chico, se fugó de una comisaría de menores. Allí también había chicas y la custodia, por entonces, era femenina. -Me salté de un balcón al mástil de la bandera que había en el patio...- me contó después -...me deslicé, llegué al piso y salí rajando...- prosiguió -...no estaba tan mal ahí y, encima, había chicas-. Entonces le pregunté intrigada, -¿Y si no estabas tan mal ahí porqué te escapaste, Caño?-. Con absoluta sencillez me dio una respuesta tan brillante como sus ojos. -Tampoco la pasión por las rejas, doña-.Una noche lo agarraron y lo llevaron a la sexta. Fuimos a buscarlo y el comisario nos contó que entró gritando sus derechos, como todos, y como a todos se los dejó gritar para que se canse y se duerma. Craso error, Cañete no era como todos y, en cuanto a sus derechos, era capaz de gritarlos toda la vida, poco le costaría, como es de suponer, gritarlos solo una noche. Así lo hizo y la comisaría entera no durmió escuchando los derechos de Cañete hasta el amanecer, sin parar.Otra vez íbamos en el auto enfrascados en esas largas conversaciones que solíamos tener. Trataba de explicarle porqué para mi la salida no era individual sino colectiva. Le contaba como los obreros se unían y luchaban por sus derechos, por su dignidad, que si echaban a uno del trabajo reaccionaban todos como si fueran ese y se peleaban para que lo reincorporen y lo importante que era sentirse parte de algo. Le contaba que mucha gente había padecido las mismas cosas jodidas que le habían tocado padecer a él en su vida pero que, sin embargo, no robaban. -Encima chorear es el acto mas individualista porque, en general, le robás a uno que se rompió el lomo trabajando para juntar unos pocos mangos...- le dije y rematé -...y vos vas y te cagás en todo eso y le robás pensando en vos solo. Cuando le terminé de decir esto iba con la vista clavada en el camino, meditativo, ensimismado, y entonces, todavía reflexionando me apoyó una mano en el brazo y me preguntó -¿Doña, usted lo que me está proponiendo es que choree pero que después lo reparta?.
Otra vuelta llegué a mi casa y encontré una bolsa de residuos de consorcio llena de ropa (triste paradoja si las hay). Pensé que alguien la había traído para que la reparta entre los pibes. Pero no, al día siguiente llegó Cañete y me dijo- Doña...¿encontró mi ropa?- Y se explicó- Necesito que me haga un lugarcito para poder guardarla y poder venir a bañarme. Así fue y, por un buen tiempo tuvo sus pilchas acondicionadas, venía, se bañaba y se cambiaba. Compartíamos unos mates, algo para matar el hambre, lo que fuera. Lo que fuera que nos alejara de aquella triste paradoja , si las hay. Otra vez, en medio del quilombo de un motín que estalló en una comisaría donde estaba preso Caño pidió hablar con el juez de menores. Una vez que estuvo enfrente del funcionario, serenamente, le explicó, -Mire, el penal da justito enfrente del baño de la comisaría y hay una milica que después de bañarse sale en toalla, tira plumas y los monos que están todo el día encerrados se ponen como locos- y entonces planteó su reclamo -Si usted nos consiguiera una pelota de fútbol y nos dejara armar un picadito como para que podamos descargar un poco de energía, las cosas podrían andar mucho mejor-.A Cañete lo conocí en otro motín, creo que en la sexta. La tarde era de verano, de esas en que mover el cuerpo exige un doble esfuerzo físico y mental. Llegué a la comisaría, como siempre estaba llena de menores tutelados por la justicia tal y como la justicia tutela a los menores, jaulas pestilentes, olores nauseabundos, espacios asfixiantes. Los chicos habían prendido fuego a los colchones. Incendiar colchones es la forma mas cercana de pedirle a la pesadilla de la muerte por el sueño de la vida, incendiar colchones es un metafórico desafío que quiere decir, no vamos a descansar hasta que nos den un poquito de dignidad, no vamos a dormir hasta que nos escuchen, hasta que nos tengan en cuenta. Incendiar colchones es exigirse estar despiertos, existir a pesar de que todo les niega la existencia.El caos era indescriptible. Mangueras y chorros de agua en medio de la negra densidad del humo. La policía no se dio cuenta de mi llegada y terminé adentro del penal, tan adentro como me quedaron grabadas aquellas imágenes. Los gritos. Los olores y los ojitos de los pibes, cuerpos de hombrecitos empapados por el agua que, textualmente, les escupían las mangueras. Los pelos chamuscados y el perfume del pánico, un perfume que tardó días en abandonarme la nariz. Y en medio de ese infierno apareció Cañete, sorprendente, gobernando su terror y tranquilizando a los demás chicos para ponerlos a salvo tanto del fuego como de los garrotazos de la guardia de infantería. Era una aparición, su cuerpo esmirriado, sus pelos chuzos, su mirada abismal. Una mirada que se cruzó con la mía, me atrapó y pasó lo que a veces pasa, que la vida del otro se une a la tuya en un pacto silencioso, vaya uno a saber porqué cosa loca o quizás sabiéndola.Corazón de frutilla entre las rejas, ayer apareció colgado en una cárcel de Coronda. Dice el servicio penitenciario que se suicidó, y al servicio penitenciario nadie le creyó, nadie le cree y nadie le va a creer nunca porque Caño, que se crió a fuerza de calle y flaqueza de miserias, amaba la vida, esa misma vida que apenas unas horas antes había pedido que le resguarden haciendo una petición en un juzgado. Tenía veinte años. A los ocho vio un juez por primera vez. Corazón de frutilla entre las rejas, ayer apareció colgado en una cárcel de Coronda.

Educadores y maleducadores


(Mi foto junto a uno de los menores inmigrantes solo tiene aquí un valor testimonial). Dos noticias en las que me considero profundamente involucrada por mi condición de trabajadora social y para las que, por experiencia propia, me considero con mas derecho a opinar que sobre otras noticias. Por eso mismo y en principio, salvo lo que quise expresar sucintamente con el titulo, no voy a opinar, les voy a ceder el turno a ustedes. Una la leí en el medio digital Terra actualidad, y la otra en El País de Madrid, también digital. Mariana Hernández Larguía.

Los educadores de los centros de acogida de menores inmigrantes toman la baja en bloque

La situación de la acogida a menores extranjeros no acompañados en Gipuzkoa roza el caos. Los 27 educadores sociales que hasta ahora se ocupaban de los tres centros de acogida existentes se encuentran de baja laboral desde el pasado viernes.
La desprotección ante situaciones de violencia -agresiones y amenazas reiteradas-, las «pésimas» condicionales laborales y la incapacidad «para garantizar una atención a los menores» han hecho mella en la salud -cuadros de ansiedad, estrés, mareos...- de los profesionales que gestionaban el servicio. Además, la sobreocupación de las plazas de alojamiento -en uno de los centros llegaron a pernoctar 20 jóvenes inmigrantes, cuando sólo había 9 plazas- no ha ayudado.«La situación es insostenible» tanto para los 27 educadores que trabajan para Cruz Roja -entidad que presta el servicio por un convenio con Diputación de Gipuzkoa, que es la responsable del acogimiento de urgencia y posterior tutela de los menores- como para los menores extranjeros no acompañados que atienden de cara a lograr su integración. En rueda de prensa, los profesionales en baja denunciaron ayer la «falta de recursos materiales y humanos» para realizar su trabajo, y reclamaron de la Diputación mejoras en un servicio «que se encuentra desbordado» por el paulatino «aumento de la llegada de menores inmigrantes».

Centros cerrados

El pasado fin de semana ninguno de los tres centros de acogida estuvo abierto. «Los menores fueron realojados en pensiones, sin control de ningún tipo y sin educadores referentes», señalaron los educadores. Además, algunos que se encontraban alojados en los centros para extranjeros «fueron derivados a pisos de acogida para menores» de nacionalidad española, una práctica no habitual. El lunes, los centros de Urnieta y Martutene se reabrieron «únicamente para pernoctar y estuvieron cuidados por personal no cualificado, contratado por una ETT».
El problema de la sobreocupación y las situaciones de riesgo y agresividad «viene de lejos». Tras varios casos de violencia, en 2002 se incorporaron vigilantes de seguridad. Ya el año pasado, los educadores denunciaron que el centro de Urnieta, de acogida de urgencia, registró una media de ocupación de 13 menores, cuando sólo dispone de nueve plazas. Tras conversaciones entre Cruz Roja y Diputación, finalmente, en febrero de 2005 se decidió crear un segundo centro de urgencia, que serviría de puente para acceder a las instalaciones de Urnieta, también de urgencia, y a las de Martutene, centro de residencia en el que viven ocho menores tutelados.

En albergues

Según los educadores, el nuevo centro de urgencia ha funcionado «sin límite de plazas convenidas y sin una ubicación concreta», deambulando entre el albergue de Hondarribia, hotel Lintzirin de Oiartzun, albergue de Zarautz, albergue de Askizu de Getaria, para finalizar en Hondarribia, que para colmo se encontraba cerrado por reformas. Los destrozos en las infraestructuras, las amenazas y agresiones a menores y educadores, que tenían que atender en ocasiones a mayores de edad sin documentación, hicieron que la situación se tornara «insostenible». Las bajas laborales se sucedieron hasta que el 4 de mayo el centro se cerró, con el cuadro de ansiedad del último cuidador que quedaba en activo.La «gota que colmó el vaso» tuvo lugar ese día. Derivados del centro de Hondarribia, el piso de Urnieta acogió a 20 menores extranjeros en un centro que dispone de nueve plazas. «Los jóvenes tuvieron que dormir en el suelo, encima de la mesa. Estaban hacinados. Además, se unieron jóvenes de dos perfiles, los que residían en Urnieta, con mayor nivel de integración, y los que estaban en Hondarribia, recién llegados», señaló uno de los monitores, que recuerda que, «como ese día sólo había una educadora de turno nocturno y un vigilante, varios voluntarios decidimos pasar esa noche en Urnieta para estar con ella».
Al día siguente, recibieron la orden inmediata de «trasladar a los ocho menores que residían en Urnieta a otros lugares, lo que creó una gran ansiedad, miedo y desconfianza a en los jóvenes». Los educadores recuerdan que tuvieron que explicar a los menores, que llevaban mucho tiempo en el piso, que «tenían que coger la mochila para ir a otro centro, sin más». Según aseguran, de los ocho menores de Urnieta, tres pasaron a Martutene, en donde residen ocho jóvenes en un nivel muy avanzado de integración, y que cuentan con la tutela de la Diputación, y los otros cinco se «derivaron a pisos de acogida de Mundo Nuevo y la Asociación de Educadores Sociales de Gipuzkoa, que gestionan pisos de acogida de menores autóctonos». Las bajas laborales siguieron cayendo.«Nos reunimos con la dirección de la empresa para mantener los centros abiertos. De manera excepcional, seguimos trabajando. El jueves 5 cuidaron el centro dos educadores que tenían
Protocolo de acogidaPara poner solución al desconcierto creado, los educadores reivindican que la Diputación de Gipuzkoa reabra el centro de acogida de urgencia y cumpla el protocolo de acogida para comprobar la minoría de edad del joven antes de ingresar.«Hasta ahora lo han delegado en nosotros. Se han dado muchos casos en los que, por falta de documentación, hemos convivido con mayores de edad varios días hasta que les hemos podido hacer la prueba de la cadera -examen óseo- en un centro médico y determinar que no son menores. Además, al echarles del albergue siempre se viven momentos de tensión y agresividad», asegura un educador.Solicitan, entre otras cuestiones, que se activen protocolos de actuación en casos de violencia, en coordinación con los cuerpos de seguridad y la Fiscalía de menores; que se limite la ocupación de cada centro a nueve jóvenes; que los menores con problemáticas específicas, como puede ser la drogadicción, puedan ser derivados con urgencia a otros recursos; y que se transformen los centros de residentes extranjeros en centros multiculturales.Por último, los 27 educadores reclamaron que Cruz Roja -que ayer dejó claro que «el tutelaje de los menores es de la Diputación»- y el ente foral renegocien el convenio pactado, en el que se incluyan las reivindicaciones antes mencionadas, y que se asegure la continuidad de la plantilla.

"Era un sufrimiento diario, un horror, el reformatorio a su lado era la gloria"
Juan Gabriel Juárez relata su vivencia de casi cuatro años en el centro de protección Casa Joven

MÓNICA C. BELAZA - Madrid - 04/02/2009
Juanga llamaba a su hogar de acogida el "minibúnker". Por las vallas, las puertas reforzadas, las habitaciones que sólo se abren desde fuera y el régimen carcelario. "Un horror, el sufrimiento diario, donde quieres morirte", asegura. Era el centro de protección para menores con trastornos de conducta Casa Joven, en Guadalajara, gestionado por la Fundación O'Belén. Allí van a parar chicos con problemas, hijos de familias desestructuradas o con algún trastorno
de conducta por el que no es conveniente que vivan con sus padres. La Comunidad Autónoma de Castilla- La Mancha asume su tutela y los manda a vivir a estos centros. Sin orden judicial de internamiento, porque no han cometido delito alguno. Se hace así para protegerlos, y las autonomías han decidido, en su mayoría, privatizar este servicio.
Juanga, Juan Gabriel Juárez Moreno, que tiene ahora 18 años, ha pasado largos periodos de su vida fuera de su casa. Es de Albacete, de un barrio difícil llamado Las Seiscientas de donde los servicios sociales lo han sacado varias veces. Tenía tres años la primera vez que la comunidad de Castilla- La Mancha lo apartó de una madre con depresión y distintos problemas. A los 11 años y medio fue a parar a Casa Joven, en Guadalajara, donde estuvo, en una primera fase, un año y siete meses.
Éste ha sido uno de los centros que salen peor parados del reciente informe del Defensor de Pueblo. El texto habla de una sala de contención física de los menores "siniestra", "sin ventana", recubierta de una goma negra "que desprende un olor muy fuerte y desagradable, casi irrespirable", de falta de un protocolo para llevar a cabo la contención, de "desnudos integrales" a los menores para registrarlos, de puertas de dormitorios que no se pueden abrir desde dentro y menores que hablan de sanciones degradantes. Durante el último año ha habido 8 bajas voluntarias de un total de 23 trabajadores.
"Una vez pasé cuatro fines de semana en un reformatorio y era mucho mejor. La gloria al lado de Casa Joven", dice Juanga. "He estado medicado durante años sin tener ninguna enfermedad mental. Me decían que era hiperactivo y me daban cada mañana, tarde y noche cinco miligramos de Risperdal y 500 de Concerta".
Casa Joven es un centro con 12 habitaciones para niños y niñas. Cuando llegó, Juanga era de los pequeños. "Pero había también chicos de 17 y 18 años", relata. "Nos metían a cada uno en una habitación, un cuartucho en muy malas condiciones, con grietas y una ventanita. Estaban fatal. Sin calefacción. El agua caliente a veces funcionaba, pero casi nunca. Tocaba ducharse con agua fría. Y desde el principio los educadores te dejan las cosas claras: 'Si yo te digo que es de noche, aunque sea de día, para ti es de noche'. La primera semana de estancia no puedes ni salir al patio. Así funcionan las cosas en Casa Joven".
Juanga salió casi con 14 años del centro, pero volvió a entrar a los 16. "Siempre era igual. Contenciones físicas en las que te tiraban al suelo y te retorcían los brazos y las piernas hasta hacerte moratones. Educadores que decían que no te quejaras porque ellos tenían abogados para defenderse y tú no. No me dejaban hablar por teléfono en caló con mi madre, que es gitana. Me sancionaban si lo hacía. No me dejaron ir al entierro de mi abuelo porque decían que a lo mejor me fugaba. A veces me insultaban diciéndome que mi familia no me quería. Todo eran abusos. Sólo me dejaban salir fuera del centro 20 minutos un día a la semana".
Juanga reconoce que algunos educadores eran "distintos". "Hubo uno peruano, muy bueno, que hablaba más que sancionaba, pero lo echaron. La mayoría de los que estaban aplicaban cualquier cosa como "medida educativa", uno de los castigos. Una vez me hicieron correr en cuclillas alrededor del invernadero".
Se queja también de la comida, que casi siempre estaba a punto de caducar "porque así la conseguían más barata", de las pocas veces que les dejaban usar el aula de informática y de que no podían entrar en el messenger. "Todo estaba prohibido y no podías quejarte de nada. Todos teníamos brotes de ansiedad. Yo pensaba "o me muero o me tiro al tren". Ha sido lo peor".
Como estos niños no cumplen condena, no tienen derecho a letrado. Se reúnen con su técnico de la comunidad y, según O'Belén, cada 15 días con el director del centro. "También tienen siempre hojas de queja a su disposición", asegura Gema Fernández- Cueto, directora de la Red de Centros Especializados de la Fundación. La directora niega las acusaciones, aunque no quiere comentar este caso concreto. "Hay registros de cada sanción, nunca se castigaría a un chico por hablar caló, árabe o cualquier otro idioma, y las contenciones físicas están controladas por psiquiatras", señala. "Nosotros hacemos bien nuestro trabajo, pero esperamos que las Administraciones también tomen en cuenta las recomendaciones del Defensor del Pueblo. Que haya psiquiatras especializados y más reglamentación".

martes, 3 de febrero de 2009

Ríos de tinta en el ojo


Es notable como muchas veces el periodismo hace gala de una innata habilidad camaleónica para convertir su piel de novela histórica en novela rosa. Es notable también como la elongación que este reptil practica con su lengua para atrapar insectos se asemeja a los kilómetros de renglones que se utilizan para estirar una noticia con el afán de alcanzar mas lectores. Las dos noticias son del diario Clarín de Buenos Aires y tocan un mismo hecho ocurrido el 12 de febrero de 1976, solo que una es de marzo del 2007 y la otra de ayer, 3 de febrero de 2009. Permítanme arriesgar que a la del 2009 se le ha borroneado bastante el testimonial detalle de la foto y a la del 2007 ya se le adivina un tufillo de producción publicitaria para un nuevo best seller que mata. Prestemos atención. Mariana Hernández Larguía.

Un nuevo libro indaga en la amistad quebrada entre Vargas Llosa y García Márquez

Este martes en Madrid se presentó De Gabo a Mario, un nuevo libro acerca de la legendaria amistad entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, rota bruscamente por motivos aún desconocidos. Los autores de la investigación, no obstante, reconocen que "mientras que ellos no digan lo que pasó" nadie podrá asegurar los motivos de su distanciamiento.
Los especialistas en Literatura y Filología Hispanoamericana Ana Gallego y Ángel Esteban trazan en De Gabo a Mario un retrato literario de los autores que iluminaron el "boom" de la literatura hispanoamericana. "Nos interesaba bucear en esa amistad legendaria, que no surge con facilidad en el mundo de las letras, y en el hecho de que sólo durase una serie de años para cortarse bruscamente", explicó Ángel Esteban en una entrevista concedida a la agencia de noticias EFE.Fue hace más de treinta años, el 12 de febrero de 1976, cuando un puñetazo propinado supuestamente por Vargas Llosa a García Márquez puso punto y final a una de las amistades más fructíferas de la historia de la literatura, hecho que –de todos modos- nadie pudo jamás comprobar .Ambos biógrafos sostuvieron que la disputa fue originada por una "cuestión personal", que nadie conoce debido, recordaron, al pacto de silencio que ambos autores mantienen hasta el día de hoy. "Hemos consultado muchísimos documentos, pero mientras que ellos no digan lo que pasó nadie lo sabrá", aseguran a viva voz. Los autores se atreven a sugerir además que las "diferencias ideológicas" terminaron por minar la relación y condujeron a un distanciamiento paulatino, tras haber coincidido ambos durante los años setenta en Barcelona.

Historia de una amistad y del boom.

Los escritores se conocieron en Venezuela, en 1967, con motivo de la entrega a Mario Vargas Llosa del Premio Rómulo Gallegos, el galardón más importante de América Latina.A partir de entonces, el futuro Premio Nobel y el autor peruano forjaron una amistad estrecha que convirtió incluso al autor colombiano en el padrino del segundo hijo de Vargas Llosa.Fue también en justamente en ese histórico 1967 cuando se publicó Cien años de soledad, la obra cumbre de Gabriel García Márquez y novela estandarte del "boom" que incluyó además de los citados, al mexicano Carlos Fuentes y al argentino Julio Cortázar, entre muchos otros.Por esa razón, Gallego y Esteban subrayaron que De Gabo a Mario, publicado por Espasa, no sólo relata las "raíces" de una amistad y un desencuentro, sino que pretende indagar sobre la historia del "boom".Los autores han recurrido a entrevistas personales y a cartas manuscritas, albergadas en la universidad estadounidense de Princeton e inéditas hasta ahora, que se enviaron entre sí los miembros de aquel movimiento que llevó a las primeras planas del mundo la literatura sudamericana.Esteban destacó el protagonismo de los escritores latinoamericanos en el panorama cultural de Occidente en los años sesenta y setenta, así como su adhesión al triunfo de la Revolución cubana.

El principio del final

La relación entre García Márquez y Vargas Llosa habría encontrado su primera piedra, en 1971, a raíz del encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla.Esteban recordó cómo Vargas Llosa fue "el primero" en acercarse junto a Cortázar y Carlos Fuentes, a la Revolución cubana y en apoyarla, mientras que García Márquez se mantuvo al margen.Cuando llegó el "caso Padilla", añadió el especialista, casi todos los escritores condenaron el proceso contra el poeta cubano y "comienzan a distanciarse de la Revolución, Vargas Llosa a la cabeza. Sin embargo, García Márquez todavía hoy mantiene su adhesión"."El caso Padilla fue el principio del fin del grupo que conformó el boom", aunque, resaltó, que la amistad se mantuvo intacta hasta 1976 entre el autor colombiano y el peruano pese a las diferencias "cada vez más crecientes" respecto de Cuba", agregó Esteban.

García Márquez, Vargas Llosa y "la horripilante historia de un ojo morado"
Nuevos detalles e imágenes de una vieja pelea entre dos grandes de la literatura

viernes 9 de marzo de 2007

Se publicó una foto de García Márquez con un ojo negro por una piña de Vargas Llosa. Ellos siempre se han negado a hablar de ese episodio que los separó para siempre en 1976.
Julio Algañaraz ROMA CORRESPONSAL
Es una foto histórica de uno de los episodios más comentados acerca de dos grandes protagonistas de la literatura latinoamericana. El ojo izquierdo negro de Gabriel García Márquez, en un primer plano del rostro del Premio Nobel de Literatura que acaba de cumplir el martes 80 años de edad, con celebraciones en todo el mundo. La trompada se la dio otra gloria de las letras sudamericanas, el escritor peruano y hasta entonces su amigo, Mario Vargas Llosa.La historia es conocida y tiene varias versiones porque en verdad ni García Márquez ni Vargas Llosa ni sus respectivas mujeres han contado cuál fue la razón de la reacción furibunda, salvaje, del autor de La ciudad y los perros, contra el colombiano de Cien años de soledad.El diario mexicano La Jornada y el italiano la Repubblica publicaron primero la famosa foto. Hay dos instantáneas. En una Gabo sonríe, mientras que en la otra está muy serio.Autor de las fotografías es el colombiano Rodrigo Moya, naturalizado mexicano, amigo de familia de García Márquez. Moya guardó las fotos durante 31 años. "Ahora que él cumple 80 años y 40 la primera edición de Cien años de soledad, considero correcta la publicación de este comentario sobre el terrorífico encuentro entre dos grandes escritores, uno de izquierda y el otro de contundentes derechazos."Con fidelidad e ironía, Moya cuenta en el testimonio La horripilante historia de un ojo morado que escribió para La Jornada que el 14 de febrero de 1976 García Márquez se presentó en su casa para que le tomara fotografías "con un tremendo hematoma en el ojo izquierdo y una herida en la nariz, causada por el puñetazo que dos días antes le había propinado su colega y hasta ese momento gran amigo Mario Vargas Llosa.La crónica. Era de noche y numerosos intelectuales se habían congregado en un cine de ciudad de México para asistir a la proyección de La odisea de los Andes, el filme que narra la aventura del grupo de uruguayos que estuvo 72 días entre las nieves de la cordillera de los Andes y que practicó el canibalismo para sobrevivir.Al terminar la película hubo un momento mundano, con copas y canapés. García Márquez, que estaba acompañado por su mujer, Mercedes, divisó al amigo Vargas Llosa. Se dirigió a abrazarlo. Alcanzó a decirle sonriendo: "Mario..." y recibió el tremendo puñetazo, un derechazo entre el ojo izquierdo y la nariz. Vargas Llosa le gritó. "¡Cómo te atreves a venir a saludarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!"Con una abundante hemorragia, entre los gritos y algunos sollozos de las damas presentes, sentado en el suelo, perplejo por lo que había ocurrido y no terminaba de entender, Gabo fue socorrido de inmediato. Un escritor mexicano corrió a buscar un bife que le fue aplicado en el ojo tumefacto al glorioso autor de Crónica de una muerte anunciada para absorber la hinchazón. Vargas Llosa se retiró tras el puñetazo. Y los dos ex amigos nunca más volvieron a hablarse. No hubo razones políticas en la agresión del peruano, que se había volcado a la derecha liberal mientras García Márquez permanecía fiel a la izquierda y a su estrecha amistad con Fidel Castro. Algunos contaron más tarde que Vargas Llosa había abandonado a su mujer Patricia y a sus dos niños para correr detrás de una estupenda joven sueca. Los dos matrimonios vivían en Barcelona y Patricia buscó consuelo en sus amigos. Los García Márquez le habrían aconsejado la separación legal. No se sabe bien qué pasó, pero cuando largó a la sueca y se reconcilió con Patricia, que le contó con pelos y señales sus diálogos con los García Márquez, algo ofendió terriblemente a Mario Vargas Llosa. ¿Fue así la historia de la más famosa pelea en la historia de la literatura latinoamericana? Misterio. "Dejemos el tema a los historiadores", dijo hace poco Vargas Llosa. García Márquez no habla del asunto. Una nueva edición de Cien años de soledad, con el auspicio de la Real Academia Española, está por salir con un millón de copias, que se agotarán enseguida. Y Mario Vargas Llosa autorizó a que se publique como prólogo el extracto de Historia de un deicidio, el ensayo que escribió sobre el libro de su entonces amigo en 1971, ¿Es ésta una señal de reconciliación? Así lo señalaron varios periódicos y revistas. Otras fuentes negaron que en ambos haya buena voluntad para superar el pasado.