martes, 1 de noviembre de 2011

Mujeres sin corralito

Historias de quienes le ganaron a la crisis. En plena debacle económica asumieron una actitud optimista. Sobrevieron a deudas, entre muchas otras adversidades. Confiesan que pensaron abandonar. Ahora cuentan aquí el secreto de sus éxitos.
Aquellos días
Desocupación. 18,3% (casi 5 millones de personas) Deuda pública.
132.000 millones de dólares.
Caída de la actividad industrial.
11,6% Caída del índice de construcción. 18,1% Riesgo país.
5.000 puntos básicos.
Depósitos bancarios. US$ 67.000 millones.
Dinero disponible. 250 pesos por persona en cajeros automáticos.
Corralón. $1,40 por cada dolar.
Por Pablo Perantuono 
En un notable ensayo sobre “Guerra y paz”, Isaiah Berlin –filósofo de origen letón– se ocupa de aquello que obsesionaba a Tolstoi: la Historia sucediendo en vivo en una Moscú aniquilada por la invasión napoleónica. Dice Berlin: “Tolstoi destaca que, a partir de las heroicas proezas de Rusia posteriores al incendio de Moscú, es posible inferir que sus habitantes estaban por completo volcados en actos de sacrificio personal –para salvar el país o lamentar su destrucción, sumidos en el heroísmo, el martirio y la desesperanza–, pero en realidad no era así. Lo que preocupaba a la gente eran sus intereses personales. Quienes, como siempre, atendían sus negocios sin emociones heroicas y sin pensar en ser actores en el luminoso escenario de la historia, eran los más útiles al país y a la comunidad”.
Acaso es posible destruir una ciudad, pero no es posible extinguir su pulso. El 2001 es un tajo en la sociedad argentina: todos nos acordamos de aquellos días aciagos. Con corralito o sin él, con indignación política o no, con amigos haciendo valijas o abuelos perdiéndolo todo, no hay manera de recordar aquello sin ser invadidos por esa sensación de haber caminado por las calles de un país desmantelado. Se habían extinguido las huellas del gran plan.
¿Cómo salía de esa situación un país con 14 monedas, cinco presidentes, 39 muertos democráticos, una sociedad crispada y escéptica? Se salía, como indica la parábola de Berlin, de la única manera que el hombre de a pie sabe: trabajando para comer. Un plan simple, pero a la distancia una aventura heroica.
Hay una vieja máxima que dice que cuando las mujeres toman las calles las cosas se ponen serias. Estos cuatro ejemplos de emprendimientos que nacieron en los peores días de la crisis y que cumplieron 10 años, fueron liderados o coliderados por mujeres en su fundación. Son una peluquería para chicos, un fabricante de ropa femenina, un negocio de productos de belleza corporal y otro de ropa para chicos. Todos ellos atravesaron enormes dificultades en el comienzo –rota la cadena de pagos, inversión agotada en los primeros meses, falta de crédito y una incertidumbre del tamaño de sus sueños–, pero luego se consolidaron y hoy miran el futuro con optimismo. Hicieron lo único que sabían hacer. Esas pequeñas historias son las que escriben la gran Historia.

Elementos Esenciales
propietaria: liliana Lampuri
rubro: productos de belleza
tiene: 14 franquicias y 5 locales propios en capital federal.
fundacion: noviembre 2001
Yo venía de trabajar 20 años en Walter Thompson como publicista. A los 40 fui mamá y sentí la necesidad de estar con mi hijo y de cambiar. A los 42 renuncié a mi trabajo. Era directora. No me aferré a una cuestión monetaria. Ganaba muy bien, tenía una carrera consolidada, pero quería criar a mi hijo, no que me lo criaran. En marzo de 2001 renuncié y no sabía qué iba a hacer. Estando en Walter Thompson fui directora de cuenta de Unilever. Me gustaba todo el mundo de la mujer. En el mercado sentía que faltaba algo en relación con ese rubro. No tenía idea de qué iba a hacer. En ese momento yo estaba separada. Conozco a Ricardo, que es especialista en logística. Empezamos a salir y le dije, estoy con este proyecto. No sabía cómo llamarlo. No tenía mucha plata. Esto se hizo con ahorros. No tuvimos créditos y no sabíamos qué podía pasar con la economía. Ricardo se sumó, junto a mi hermano, que es doctor en Química. Mi primo, que es ingeniero, también. El 29 de noviembre abrimos el primer local en el Devoto Shopping y el 30 habló Cavallo por cadena nacional. Era como estar en el cielo y en el infierno. Yo decía: “Estaremos tocados por la varita o estaremos locos. Porque salimos con una propuesta de sales, de jabones, y la gente no tenía plata. Hay tres palabras: pasión, perseverancia y paciencia. Las 3 p. Ese fue nuestro secreto. Somos laburantes. Nunca dejamos de creer, pero tuvimos momentos de muchas dedudas. A los cinco años estábamos con la soga al cuello. Muchos amiso nos prestaron dinero para poder seguir. Hoy tenemos 28 empleados y estamos orgullosos.


Tijerita’s Kid
propietaria: carolina pessotti
Rubro: peluqueria para chicos.
cuenta con: 12 locales en 9 provincias.

El mismo día que cobró su retiro voluntario de una multinacional, se instauró el corralito. La mendocina Carolina Pessotti, entonces con 27 años y un recién nacido, decidió que había que aprovechar ese quiebre de su estabilidad laboral para crear un negocio. Pensó en su propia necesidad: tenía que cortarle el pelo a su bebé pero no sabía a dónde llevarlo. Cuatro meses después, en abril de 2002, abrió la peluquería para chicos Tijerita´s Kid. La inversión inicial fue toda su indemnización: 40 mil dólares, que pudo retirar en cuentagotas. Conseguir local fue lo más fácil: se instaló en un centro comercial de Godoy Cruz donde sólo estaban alquilados tres locales de los 40 disponibles. Arrancó con dos empleados y un nuevo concepto de peluquería. Los locales no tienen puerta para que los chicos entren solos, está decorado como si fuera un salón de juegos infantiles y los peluqueros visten y atienden como maestros jardineros. Los chicos juegan en los locales. El rincón de las princesas con maquillaje incluido, para ellas, y la Playstation para ellos. La empresa familiar desarrolló el sistema de franquicia,y así creció hasta los 12 locales; 3 son propios. Tijerita’s Kid está en 9 provincias; el local de Buenos Aires, se está en el centro de San Isidro. “El niño es un superconsumidor. Decide por su compra y la de sus padres”, dice Pessotti, que es licenciada en Administración de Empresas y ha logrado delegar todo el gerenciamiento. La propietaria de esta pyme familiar cuenta que les costó ver que había que apostar al volumen para crecer. Incorporaron más peluqueros y lanzaron campañas de promoción. El primer sábado que abrieron al público, hicieron 12 cortes; un año después, alcanzaron los 100 cortes diarios.

Huija
propietarios: gustavo manfre y mariana marrari
rubro: calzado y ropa femenina de autor
“Esto no se puede hacer”, repetía Gustavo Manfré. Lo hizo durante todo el primer mes de la marca. Durante el segundo la cosa se puso peor: se le caían las lágrimas, el pelo, gastaba plata. “Dejo todo, vuelvo a la relación de dependencia”, se decía a sí mismo. Pero pudo. “Fue una locura con final feliz. Al tiempo que renunciaba a mi trabajo anterior rendía mis últimas materias con gente tirándose tiros en la Plaza de Mayo. En ese contexto arrancamos. Yo nunca había emprendido nada, pero era algo que necesitaba hacer. ¿La fórmula? Mucha perseverancia…”. En 2001 Manfré se asoció con Mariana Marrari, una amiga de la infancia con diploma como diseñadora textil. La habían echado de la empresa en la que trabajaba. Se juntaron. El aportó la visión comercial; ella la creatividad, el diseño de autor. El país hizo lo suyo: tras la hecatombe económica, aparecieron mejores condiciones para las pymes.
De a poco, Huija –calzado e indumentaria de autor para mujeres– se fue consolidando. Primero fabricando para otros. Luego haciéndose fuerte como marca. Hoy tienen dos locales y van por el tercero que los asume jugando en las grandes ligas: estará en el Paseo Alcorta. El shopping mismo los vino a buscar, interesado por la propuesta “cool” y distintiva de la marca. Mariana cree que el secreto de Huija está en su propuesta: “Tenemos identidad y la gente se identifica con eso. Somos una marca divertida, festiva”.

Zupa
propietarias: Nelly Serra, Ana Masllorens y Anabella Tisser
rubro: ropa para chicos
exporta: a chile y brasil.

Siempre hay un disparador. El nacimiento de los primeros bebés de la familia hizo que Nelly Serra, Ana Masllorens y Anabella Tisser (madre, hija, cuñada) crearan Zupa a comienzos de la crisis. “Eramos importadoras de joyas, bijouterie, etc. Nacieron los niños. Pusimos una góndola en un shopping. Comprábamos a diseñadores y empezamos a hacer modelitos. Dos o tres, y los vendíamos. Empezamos a estar en las exposiciones. Nos inspiramos en los niños de la familia. Teníamos mucho colores. Cortábamos nosotros, hacíamos los moldes. Ahora nos tenemos que mudar porque esto nos queda chico. Ya nos mudamos muchas veces, siempre por el mismo motivo. Las chicas están en el diseño. Tenemos el local de la calle Florida y Viamonte. Estamos exportando a Chile y a Brasil. Y nos sentimos muy contentas de producir en el país”.

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