martes, 3 de febrero de 2009

Ríos de tinta en el ojo


Es notable como muchas veces el periodismo hace gala de una innata habilidad camaleónica para convertir su piel de novela histórica en novela rosa. Es notable también como la elongación que este reptil practica con su lengua para atrapar insectos se asemeja a los kilómetros de renglones que se utilizan para estirar una noticia con el afán de alcanzar mas lectores. Las dos noticias son del diario Clarín de Buenos Aires y tocan un mismo hecho ocurrido el 12 de febrero de 1976, solo que una es de marzo del 2007 y la otra de ayer, 3 de febrero de 2009. Permítanme arriesgar que a la del 2009 se le ha borroneado bastante el testimonial detalle de la foto y a la del 2007 ya se le adivina un tufillo de producción publicitaria para un nuevo best seller que mata. Prestemos atención. Mariana Hernández Larguía.

Un nuevo libro indaga en la amistad quebrada entre Vargas Llosa y García Márquez

Este martes en Madrid se presentó De Gabo a Mario, un nuevo libro acerca de la legendaria amistad entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, rota bruscamente por motivos aún desconocidos. Los autores de la investigación, no obstante, reconocen que "mientras que ellos no digan lo que pasó" nadie podrá asegurar los motivos de su distanciamiento.
Los especialistas en Literatura y Filología Hispanoamericana Ana Gallego y Ángel Esteban trazan en De Gabo a Mario un retrato literario de los autores que iluminaron el "boom" de la literatura hispanoamericana. "Nos interesaba bucear en esa amistad legendaria, que no surge con facilidad en el mundo de las letras, y en el hecho de que sólo durase una serie de años para cortarse bruscamente", explicó Ángel Esteban en una entrevista concedida a la agencia de noticias EFE.Fue hace más de treinta años, el 12 de febrero de 1976, cuando un puñetazo propinado supuestamente por Vargas Llosa a García Márquez puso punto y final a una de las amistades más fructíferas de la historia de la literatura, hecho que –de todos modos- nadie pudo jamás comprobar .Ambos biógrafos sostuvieron que la disputa fue originada por una "cuestión personal", que nadie conoce debido, recordaron, al pacto de silencio que ambos autores mantienen hasta el día de hoy. "Hemos consultado muchísimos documentos, pero mientras que ellos no digan lo que pasó nadie lo sabrá", aseguran a viva voz. Los autores se atreven a sugerir además que las "diferencias ideológicas" terminaron por minar la relación y condujeron a un distanciamiento paulatino, tras haber coincidido ambos durante los años setenta en Barcelona.

Historia de una amistad y del boom.

Los escritores se conocieron en Venezuela, en 1967, con motivo de la entrega a Mario Vargas Llosa del Premio Rómulo Gallegos, el galardón más importante de América Latina.A partir de entonces, el futuro Premio Nobel y el autor peruano forjaron una amistad estrecha que convirtió incluso al autor colombiano en el padrino del segundo hijo de Vargas Llosa.Fue también en justamente en ese histórico 1967 cuando se publicó Cien años de soledad, la obra cumbre de Gabriel García Márquez y novela estandarte del "boom" que incluyó además de los citados, al mexicano Carlos Fuentes y al argentino Julio Cortázar, entre muchos otros.Por esa razón, Gallego y Esteban subrayaron que De Gabo a Mario, publicado por Espasa, no sólo relata las "raíces" de una amistad y un desencuentro, sino que pretende indagar sobre la historia del "boom".Los autores han recurrido a entrevistas personales y a cartas manuscritas, albergadas en la universidad estadounidense de Princeton e inéditas hasta ahora, que se enviaron entre sí los miembros de aquel movimiento que llevó a las primeras planas del mundo la literatura sudamericana.Esteban destacó el protagonismo de los escritores latinoamericanos en el panorama cultural de Occidente en los años sesenta y setenta, así como su adhesión al triunfo de la Revolución cubana.

El principio del final

La relación entre García Márquez y Vargas Llosa habría encontrado su primera piedra, en 1971, a raíz del encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla.Esteban recordó cómo Vargas Llosa fue "el primero" en acercarse junto a Cortázar y Carlos Fuentes, a la Revolución cubana y en apoyarla, mientras que García Márquez se mantuvo al margen.Cuando llegó el "caso Padilla", añadió el especialista, casi todos los escritores condenaron el proceso contra el poeta cubano y "comienzan a distanciarse de la Revolución, Vargas Llosa a la cabeza. Sin embargo, García Márquez todavía hoy mantiene su adhesión"."El caso Padilla fue el principio del fin del grupo que conformó el boom", aunque, resaltó, que la amistad se mantuvo intacta hasta 1976 entre el autor colombiano y el peruano pese a las diferencias "cada vez más crecientes" respecto de Cuba", agregó Esteban.

García Márquez, Vargas Llosa y "la horripilante historia de un ojo morado"
Nuevos detalles e imágenes de una vieja pelea entre dos grandes de la literatura

viernes 9 de marzo de 2007

Se publicó una foto de García Márquez con un ojo negro por una piña de Vargas Llosa. Ellos siempre se han negado a hablar de ese episodio que los separó para siempre en 1976.
Julio Algañaraz ROMA CORRESPONSAL
Es una foto histórica de uno de los episodios más comentados acerca de dos grandes protagonistas de la literatura latinoamericana. El ojo izquierdo negro de Gabriel García Márquez, en un primer plano del rostro del Premio Nobel de Literatura que acaba de cumplir el martes 80 años de edad, con celebraciones en todo el mundo. La trompada se la dio otra gloria de las letras sudamericanas, el escritor peruano y hasta entonces su amigo, Mario Vargas Llosa.La historia es conocida y tiene varias versiones porque en verdad ni García Márquez ni Vargas Llosa ni sus respectivas mujeres han contado cuál fue la razón de la reacción furibunda, salvaje, del autor de La ciudad y los perros, contra el colombiano de Cien años de soledad.El diario mexicano La Jornada y el italiano la Repubblica publicaron primero la famosa foto. Hay dos instantáneas. En una Gabo sonríe, mientras que en la otra está muy serio.Autor de las fotografías es el colombiano Rodrigo Moya, naturalizado mexicano, amigo de familia de García Márquez. Moya guardó las fotos durante 31 años. "Ahora que él cumple 80 años y 40 la primera edición de Cien años de soledad, considero correcta la publicación de este comentario sobre el terrorífico encuentro entre dos grandes escritores, uno de izquierda y el otro de contundentes derechazos."Con fidelidad e ironía, Moya cuenta en el testimonio La horripilante historia de un ojo morado que escribió para La Jornada que el 14 de febrero de 1976 García Márquez se presentó en su casa para que le tomara fotografías "con un tremendo hematoma en el ojo izquierdo y una herida en la nariz, causada por el puñetazo que dos días antes le había propinado su colega y hasta ese momento gran amigo Mario Vargas Llosa.La crónica. Era de noche y numerosos intelectuales se habían congregado en un cine de ciudad de México para asistir a la proyección de La odisea de los Andes, el filme que narra la aventura del grupo de uruguayos que estuvo 72 días entre las nieves de la cordillera de los Andes y que practicó el canibalismo para sobrevivir.Al terminar la película hubo un momento mundano, con copas y canapés. García Márquez, que estaba acompañado por su mujer, Mercedes, divisó al amigo Vargas Llosa. Se dirigió a abrazarlo. Alcanzó a decirle sonriendo: "Mario..." y recibió el tremendo puñetazo, un derechazo entre el ojo izquierdo y la nariz. Vargas Llosa le gritó. "¡Cómo te atreves a venir a saludarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!"Con una abundante hemorragia, entre los gritos y algunos sollozos de las damas presentes, sentado en el suelo, perplejo por lo que había ocurrido y no terminaba de entender, Gabo fue socorrido de inmediato. Un escritor mexicano corrió a buscar un bife que le fue aplicado en el ojo tumefacto al glorioso autor de Crónica de una muerte anunciada para absorber la hinchazón. Vargas Llosa se retiró tras el puñetazo. Y los dos ex amigos nunca más volvieron a hablarse. No hubo razones políticas en la agresión del peruano, que se había volcado a la derecha liberal mientras García Márquez permanecía fiel a la izquierda y a su estrecha amistad con Fidel Castro. Algunos contaron más tarde que Vargas Llosa había abandonado a su mujer Patricia y a sus dos niños para correr detrás de una estupenda joven sueca. Los dos matrimonios vivían en Barcelona y Patricia buscó consuelo en sus amigos. Los García Márquez le habrían aconsejado la separación legal. No se sabe bien qué pasó, pero cuando largó a la sueca y se reconcilió con Patricia, que le contó con pelos y señales sus diálogos con los García Márquez, algo ofendió terriblemente a Mario Vargas Llosa. ¿Fue así la historia de la más famosa pelea en la historia de la literatura latinoamericana? Misterio. "Dejemos el tema a los historiadores", dijo hace poco Vargas Llosa. García Márquez no habla del asunto. Una nueva edición de Cien años de soledad, con el auspicio de la Real Academia Española, está por salir con un millón de copias, que se agotarán enseguida. Y Mario Vargas Llosa autorizó a que se publique como prólogo el extracto de Historia de un deicidio, el ensayo que escribió sobre el libro de su entonces amigo en 1971, ¿Es ésta una señal de reconciliación? Así lo señalaron varios periódicos y revistas. Otras fuentes negaron que en ambos haya buena voluntad para superar el pasado.

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