lunes, 1 de septiembre de 2008

La señora de la máscara


Tres momias de hace más de 1.300 años salen a la luz en el centro de Lima

JAIME CORDERO - Lima - 01/09/2008

El pasado de Perú es tan rico que, sin exagerar, puede decirse que cada vez que se excava un hoyo hay posibilidades de encontrar un resto arqueológico. La huaca Pucllana, un sepulcro de los antiguos indios enclavada en medio del barrio residencial de Miraflores, en Lima, es un buen ejemplo de ello. Se trata de una de las cerca de 300 excavaciones arqueológicas ubicadas en la capital peruana -en todo el país se estima que hay unas 100.000-, el lugar donde se encontró la semana pasada un sepulcro en el que se encontraron tres fardos funerarios y los restos de un niño sacrificado.
Aunque no es la primera tumba que se encuentra en Pucllana, a diferencia de las anteriores ésta se halló intacta; no había sido víctima del saqueo sistemático al que estuvo sometido por los buscadores de tesoros, conocidos en Perú como huaqueros. En la tumba se encontraron dos máscaras funerarias, una de las cuales, un rostro femenino, ya ha sido bautizado como la Señora de la Máscara.
A pesar de que no se encontraron metales preciosos ni objetos de valor, la evidencia tan bien conservada dará a los investigadores muchas pistas acerca de la ocupación de la huaca Pucllana por los wari, un imperio anterior a los incas que tuvo su centro más importante en Ayacucho y que llegó a ocupar grandes extensiones de la costa y sierra peruana entre los siglos VIII y XI.
Como muchos otros sitios arqueológicos peruanos, Pucllana fue ocupado por varias culturas. Los investigadores atribuyen su construcción a la cultura lima, que se desarrolló entre el 200 y el 700 después de Cristo. Lo que actualmente se conserva de Pucllana -básicamente, una pirámide trunca, una explanada y algunas construcciones- es apenas una fracción de un gran centro ceremonial que se extendió por unas 15 hectáreas. Luego fue ocupada por los invasores wari y, finalmente, por la cultura ichma, hacia el año 1000 de nuestra era. Los incas no hicieron uso de él y prefirieron el centro ceremonial de Pachacamac, más al sur, en las afueras de la ciudad.
Las excavaciones en Pucllana han encontrado evidencias de las tres civilizaciones y en los últimos años se han descubierto por lo menos cuatro hallazgos importantes. En 1997, se encontraron cuatro fardos funerarios que se atribuyen a la nobleza de la cultura lima y en 2005 se encontró la momia de un personaje que, enterrado junto a los restos de tres niños y envuelto en finos textiles, fue bautizado como el Señor de los Unkus.
Mientras que la mayoría de excavaciones en Perú, por falta de recursos o mera desidia, están abandonadas a su suerte, en Pucllana, desde hace 27 años, un grupo de arqueólogos trabaja gracias a un convenio entre el Instituto Nacional de Cultura y el municipio de Miraflores.
Ahora sólo falta un museo a la altura del lugar y espacios idóneos para que la Señora de la Máscara, el Señor de los Unkus y el resto de momias puedan ser exhibidos junto con sus ofrendas. Sería la prueba de que, con inversiones y trabajo, incluso Lima, la cosmopolita capital, podría convertirse en un destino para el turismo histórico.
En los últimos años, Pucllana se ha puesto de moda gracias a su buena ubicación y el avance en la recuperación del sitio. Lejos queda la época en que la huaca se había convertido en un problema para el vecindario, debido a su estado de abandono, que la había convertido en refugio ideal para prostitutas y vendedores de drogas. Ahora, los vecinos de Miraflores salen a correr y pasear sus perros por su perímetro. Uno de los mejores restaurantes de la ciudad se ubica en el interior y la explanada se ha utilizado para conciertos, actos sociales de diverso tipo e incluso una cena de jefes de Estado. La huaca se ha incorporado a los circuitos turísticos de la ciudad y todos los días recibe visitantes.

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