jueves, 28 de agosto de 2008

El piano preso (tocata y fuga)


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"Cuatro minutos" se suma a la renovación del cine germano, que puede ver su pasado desde historias crudamente humanas.

No empieza para nada sencilla Cuatro minutos: una bandada de pájaros sobrevuela un presidio. Adentro, un cuerpo cuelga, inerte, ahorcado. Una reclusa lo advierte desde su catre. Se incorpora, mete las manos en los bolsillos de la muerta y le saca un cigarrillo. Para mayor extrañeza, en la escena siguiente en un camión transportan un piano; los conductores escuchan hard rock, y una viejecita, sentada al lado, les cambia la estación de radio por música clásica, antes de ingresar a la cárcel.Uno y otro personaje —la presa que fuma, la viejita— se conocerán no por casualidad y la relación será el punto central en este drama que no es en absoluto del tipo carcelero, aunque el 90 % transcurra entre rejas.Traude Krüger (la excepcional Monica Bleibtreu) hace muchos años que traspasa los portones de la cárcel. Tiene cuatro alumnas de música entre las trescientas internas. La nueva es Jenny (Hannah Herzsprung), quien dio vueltas por medio mundo concursando por sus cualidades musicales cuando tenía diez años. Ahora, no puede salir de la prisión en la que está, por asesina. Esta chica con talento musical, literalmente mata. Y la "función" de Krüger es recuperar a la reclusa, entrenarla para que gane un nuevo concurso musical tocando el piano. La combinación de subgéneros —el prodigio musical, la redención de una presa, la rebelde que es entrenada para ganar en un concurso— es bien aprovechada por el director Chris Kraus. Dentro de la renovación del cine germano, con La caída, Sophie Scholl, Los edukadores y La vida de los otros, Cuatro minutos tiene su anclaje en tiempos del nazismo. Hacia allí se dirigen los flashbacks de Krüger, para revelar su pasado. Cine de relaciones, la cuestión pasa por cómo abrirse una y otra, siendo tan diferentes. Con escenas impactantes —al principio a Jenny le hacen tocar con las manos esposadas... pero detrás de la espalda, por temor a que "muerda" a la Sra. Krüger— el relato va creciendo. Y la falta de carne en los personajes secundarios (el padre abusador,el carcelero melómano) no hace más que acrecentar el interés por lo que pasa entre la maestra y la alumna, cada una con sus secretos convenientemente revelados.Multipremiada en Alemania, Cuatro minutos hará tanto ruido como un Schumann revolucionariamente interpretado.-

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