Una reflexión ilustrada del Tomi que me pareció muy adecuada, la tiene Edgardo enchinchada en las paredes de su galpón de Puelche.
Estas palabras dichas por Edgardo (en su caso refrendadas por una práctica inclaudicable que es su vida misma) así, sencillitas, sin grandilocuencias, son tal vez la mejor y más justa definición que he oído en mi vida sobre cual debe ser el posicionamiento o la labor de cualquier persona que desarrolle su actividad en el campo de lo social.
Mariana Hernández Larguía
“Ni Padre, ni Usted, yo soy Edgardo”, me dice, encargándose de recordarme que él no se encuentra por encima de nadie, sino al lado, siempre al lado. El Padre Edgardo Montaldo se sitúa a la par de quien lo necesita y esto no es solo un gesto, con esto les dice: “Si yo puedo, vos también podes”. Allí radica la diferencia entre el mero asistencialismo y la verdadera acción social. La diferencia entre la verdadera ayuda y el oprimir al otro utilizando la ayuda.
Edgardo Montaldo, un cura por la labor social en el marco de la “opción por los pobres”, es sin duda alguna la persona que en comunidad ha realizado el trabajo social más importante de la ciudad de Rosario/Santa Fe/Argentina.
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