Lo cotidiano, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio -sinónimo de vida- no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.
Oliverio Girondo
Terapias on linePor Juan Pablo Meneses
Podría ser otra consecuencia de la crisis del 2001. Fue a partir de esa época, cuando muchos argentinos se iban del país por motivos económicos, que comenzó a crecer el fenómeno de las “terapias a distancia”. Lejos del analista y con la angustia de adaptarse a un nuevo entorno, todo parecía útil para mantener viva la terapia. A los viejos libros de psicoanálisis comenzaban a ingresar términos como “mails”, “Chat”, “llamadas telefónicas por internet” y “tarjetas de llamadas internacionales”. No está claro si la oferta llamó a la demanda, o al revés. Es decir, no hay cifras exactas si fueron los pacientes quienes dijeron: “Ahora que me voy del país, sigámosla online”. O si fueron los analistas quienes propusieron: “Y ahora que te vas angustiado, no te parece mejor seguir la terapia aunque sea a distancia”. Lo cierto es que en pocos años -menos de diez- la terapia a distancia es una realidad. Está ahí, al alcance de todos, y en cifras que crecen cada año. Más allá de los detractores –“sólo es una forma de sacar dinero, nada reemplaza al cara a cara”- o los defensores –“es una manera lógica y saludable de adaptarse a los nuevos tiempos: hoy todo se vive de esa forma”-, la modalidad gana terreno. La medicina a distancia no es algo nuevo. Los primeros intentos corresponden a la primera mitad del siglo 20, por universidades de Estados Unidos. Con respecto al psicoanalisis, un estudio europeo del Instituto Psicoanalítico Han Groen-Prakken (creación común de la Asociación Psicoanalítica Internacional y de la Federación Psicoanalítica Europea) muestra que con el psicoanálisis telefónico los resultados son buenos puntualmente en situaciones especiales tales como en determinadas enfermedades o durante viajes profesionales en los cuales es importante mantener el contacto. Proyecto Psi es una de las instituciones que ofrece el servicio online desde Argentina. En su web se explica: “Estas prestaciones están ideadas para aquellas personas que por diversos motivos (vergüenza, timidez, necesidades particulares de privacidad, barreras idiomáticas o culturales en el país de residencia, distancia, etc.) no se atreven o no pueden acceder a una consulta personal con un profesional, generando de esta forma posibilidades alternativas válidas". En otro sitio, llamado La Angustia, se dice que la primera entrevista on-line es completamente gratuita. Más allá de la confiabilidad de estos y otros sitios que ofrecen terapias on-line (cada vez es más fácil subir una página en Internet), lo que todo parece indicar es que la vieja consulta –la del diván, el cara a cara, la mirada de reojo al reloj y el pago de billetes en efectivo- está destinada a desaparecer. O, por lo menos, esa es la pregunta: ¿La terapia on-line es el futuro?
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